«La Mina del Tío Toleo» Hipogeo de Gabia la Grande de época romana
Restos encontrados en las primeras excavaciones del Hipogeo de Gabia la Grande
El monumento que trataremos de describir, está declarado “Monumento histórico-artístico perteneciente al Tesoro Artístico Nacional”, por decreto del gobierno provisional de la República del 3 de junio de 1931.
La opinión que se considera más acertada del descubrimiento del hipogeo de Gabia la Grande (de las múltiples variantes barajadas) es que debido a unas filtraciones de agua, en los riegos que en la tierra de labor realizaba Francisco Serrano “el Tío Toleo” en 1920 (aunque personas allegadas a este labrador, relataban que había comenzado a realizar estos trabajos muchos años antes), comenzó a excavar a escondidas del pueblo, pero debido a la envergadura de la tarea, y a los rumores que circularon por el pueblo, de la localización de tesoros enterrados y sobre todo, a la cercanía del monumento de la población, no pudo ocultar los trabajos que estaba realizando, pronto se persono en el lugar, personal dependiente de la Comisión de Monumentos de Granada realizando la primera visita el 1 de mayo de 1920, acordando continuar las excavaciones preliminares con fondos propios, pero como la labor emprendida económicamente era superior a los medios que ella disponía, realizó un informe con objeto de obtener del Estado el auxilio moral y material. En este informe se abstuvo muy prudentemente de emitir un juicio respecto de la antigüedad que le merecían los restos arquitectónicos de Gabia la Grande. Eso sí, expusieron algunas referencias de autores regionales antiguos, de la época de la reconquista de varios baluartes en nuestra población, como avanzadas en Eliberis o Elvira.
En un primer momento creen los excavadores que esos descubrimientos “se relacionan con una línea de fuertes defensas militares y palacios que en tiempos de los musulmanes había y que principiaban, tal vez en Alcázar Genil, a la entrada del camino de Armilla; seguían hasta este pueblo, Churriana y Gabia, por lo menos y terminaba quizás en las grandes fortificaciones de Alhendín“.
El día 8 de mayo de 1921 el Director general de Bellas Artes, comunica al presidente de la Comisión Provincial de Granada por Real Orden la designación de D. Juan Cabré, como director de estas excavaciones y se le conceden 7.000 pts., para estas y las indemnizaciones que correspondan.
El periódico granadino “El Defensor de Granada”, el 28 de octubre de 1921, describió así los hallazgos: “… se ha encontrado en las inmediaciones de Gabia la Grande, por un sencillo labrador, una gran galería subterránea, que al ser explotada por el citado labrador durante mucho tiempo calladamente y después de ímprobo trabajo, pudo llegar a una estancia donde solo existían grandes piedras procedentes del derrumbamiento de la cúpula; viendo el labrador que no existían tesoros dio la noticia al pueblo”.
El documento más completo que disponemos sobre las excavaciones realizadas en este monumento y sus alrededores, es el publicado por la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades en el número 2 de 1922-23, que es la memoria de la inspección y excavación realizada por D. Juan Cabré Aguiló, donde nos relata según su mejor criterio los antecedentes, como se descubrió, época y civilización a la que pertenecieron los restos arquitectónicos y escultóricos, nos aporta una serie de fotografías y dibujos del propio autor para ilustrarnos mejor lo encontrado. Este documento nos servirá de guía para el desarrollo del presente trabajo.
Juan Cabré encontró ya el monumento muy destruido y desde su descubrimiento no hizo más que sufrir deterioro y expoliación; de la pila de mármol octogonal que existía en el centro de la cámara, solo quedaba in sito solamente un fragmento, que desapareció bien pronto, ya que los rebuscadores de tesoros actuaron a sus anchas por el derrumbamiento de la cubierta que se había puesto. Las quejas por las continuas expoliaciones se multiplicaban, de ahí que el 10 de diciembre de 1921 el periódico “El Defensor de Granada”, escribía “Ha llegado a nuestro conocimiento que la capilla baptisterio, descubierta recientemente en Gabia y que fue tapiada y cubierta, después de ser explorada por la Comisión de Monumentos primero y por el Inspector de excavaciones Sr. Cabré, ha quedado a merced de los curiosos y chiquillos de Gabia, por haberse derrumbado la cubierta provisional, corriéndose el peligro de que desaparezcan los restos de decoración que quedan en los muros de dicha capilla. También nos comunica que en las inmediaciones de este hallazgo arquitectónico, donde parece existen restos de una ciudad romana, se están excavando aquellos terrenos, destruyéndose la traza, mosaicos y muros”. Otro dato de especial relevancia, es el que aporta la carta de 1 de Abril de 1922 que escribe al Gobernador Civil D. Francisco Valladar donde le manifiesta, que “Los objetos de las excavaciones referidas que se encuentren por los que a ellas van a trabajar por cuenta, ignorándose donde se llevan[1]”. Este dato es significativo por algo que deja entrever la desaparición de objetos encontrados en estas excavaciones ilegales y mostrando desconfianza del uso que se hacía de los mismos. (Por estas fechas, tenemos constancia documental que Gómez Moreno compraba objetos a trabajadores que realizaban excavaciones ilegales en Atarfe)
Ocho años después Torres Balbas fue nombrado para consolidar el monumento, mandó construir las dos bóvedas, la de la cámara y la escalera de caracol, puso la puerta de hierro en la entrada de la galería que aún se conserva, nombro a un guarda para la vigilancia del mismo y poco más. Aunque este autor, tiene una influencia negativa en el estudio y datación de la monumentalidad de esta población, tanto en este monumento, como en la Torre de Gabia.
Gómez Moreno, M., también escribió un pequeño artículo sobre Gabia la Grande (en: Misceláneas, Madrid 1949, Págs.386-389), donde después de realizar una breve descripción del monumento matizando el origen y el empleo de los restos encontrados en su día, lo concluye de la siguiente manera: “No cabe dudar que todo ello responde a bizantinismo exquisito, descollando para acreditarlo su escalera de caracol, tan singular entre nosotros, pero acreditada en las de S. Vidal en Rávena, y otras orientales, por ejemplo, en Daphni.
Parte de los restos marmóreos encontrados en las excavaciones de 1920.
Igualmente, las bóvedas hechas con tubos, los mosaicos parietales y los de piezas recortadas, que constituían labor en extremo complicada y preciosa. Ahora bien, si todo aquello correspondió a una villa espléndida o a edificio religioso, parece temerario decirlo, y lo lamentable es que la exploración quedase reducida a términos tan escasos, cuando seria definitivo acometerla en el nivel superior, donde hubo de alcanzar gran amplitud el edificio. Este mismo autor nos indica que, al igual que la pila de mármol blanco, lo es también de este mismo material el solado de la capilla, su zócalo y el de cripta. Además nos dice que, las dos chapas de mármol blanco de 0,53 m de ancho, aparecen grabadas con aspecto de capiteles de pilastras corintias. De mosaicos nos indica, que uno apareció puesto con escayola en la pared a un metro del suelo, con teselas de vidrio, en que predominan colores azul, amarillo y verdoso, muy desiguales.
Abundantísimas piezas de opus sectile, que componían figuras humanas y de animales fieros y peces muy variados, grandes hojas de acanto y como roble, todo ello recortado en mármol blanco, grabado como los capiteles y en mayor número aun elementos florales de caliza blanca: tallos y hojas, pétalos y rosetas; también muchísimas letras de alfabeto latino, de cinco cm. de alto y aritos cuyos huecos se llenaban con pastas vidrias y piedras de colores. También, un triángulo con una omega grabada y teñida de rojo, además de gran variedad de piezas de piedras de colores; pórfido verde abundante y algo del rojo, brechas entre blanco y rosado, mármoles de verde a blanco africanos.”
Parte de restos encontrados en la excavación del Hipogeo de Gabia en 1920-2
Otro de los investigadores relacionados con el monumento es el Padre Sotomayor que entre 1971 y 1976 realiza, promovido por el Museo Provincial de Granada, un trabajo documental importantísimo sobre cómo se desarrollaron los descubrimientos y actuaciones posteriores de los organismos competentes, además de hacer hincapié en el porqué, se encuentra hoy en manos particulares las llaves y el control de Monumento.
También estudia y recopila todo lo escrito por otros autores sobre el tema, la situación en que se encontraban las expropiaciones de las parcelas propuestas por Cabré, después del decreto de expropiación de 1972 y el estado de inscripción en el Registro de las pagadas por el Estado, encontrándose que ninguna está registrada, por lo que solo puede realizar una cata en la parcela 373, en la linde de la 372, con el consentimiento del propietario ya que se encontraba sembrada de remolachas.
Los trabajos realizados por este autor en 1976.-
De sus escritos se aprecia que por ese tiempo, se debió de abrir nuevamente en esta zona el camino de Santafé que acompaña a la acequia, ya que nos cuenta que se pusieron al descubierto grandes muros y construcciones y se encontraban restos de arcilla muy variada.
El corte de 6×3 m., está realizado, dice el autor, (sin saber cómo hoy se conoce, que todos los restos de superficie se encuentran igual de arruinados) sobre la zona más destruida de la “Villa”.
Los primeros vestigios nos informa, aparecen a una profundidad de 1,25 m. La ausencia de materiales y el estado en que se encuentran los muros de las habitaciones halladas demuestran que, después de destruidos estos, la zona ha sido allanada para su nivelación. Solamente ha quedado la última o dos últimas hiladas de los muros y algunos restos de tégulas del techo y piedras y ladrillos de las paredes derrumbadas. Los muros al menos en sus cimientos están construidos con pequeños bloques de piedra arenisca, cortados irregularmente y cantos rodados usados como “caementum” interno y como calzos entre bloques de piedra.
De la decoración de las paredes quedan leves rastros “in situ”, en uno de los muros, además se recogieron algunos fragmentos sueltos: la mayoría de color rojo liso; otros con bandas verdes y rojas sobre fondo blanco, con leves manchas blancas a manera de hojas.
El pavimento de estas habitaciones, era de opus signinum, pero apareció roto y levantado, con pocos trozos “in situ”. Todas las estructuras halladas se asientan sobre una tierra virgen rojiza.
Manuel Capel Margarito edita unas hojitas con el título “Las Ruinas Paleocristianas de Gabia La Grande” con pretensiones y formato de libro, que no aportan nada, solo sirven para desacelerar un proceso en ciernes, de motivación y toma de interés de las autoridades locales por aclarar la importancia arqueológica del conjunto y su puesta en valor, de una oferta arqueológica mas, de época romana, que tan carente se encuentra la capital.
En 1991 Pérez Olmedo, realiza un trabajo sobre los restos marmóreos encontrados en las excavaciones iniciales sobre el “Opus sectile” de la decoración del Criptopórtico de Gabia la Grande, comparándola con la villa de Antequera, donde encuentra similitudes de época e influencias decorativas.
Restos del molino de aceite romano en las cercanías del Hipogeo de Gabia la Grande
Mª Oliva Rodríguez, Mª Isabel Fernández y otros, realizaron prospecciones Geofísicas con doble metodología, Magnetométrica y geo-radar[2], en dos zonas bien definidas, una en el cerro y otra cercana al monumento, que originaron unas excavaciones de más calado realizadas por Eduardo Fresneda y Mª Oliva Rodríguez, sin que hasta el momento tengamos conocimiento que hayan publicado nada de estas últimas, salvo lo que recogimos en la prensa escrita y la oportunidad que tuvimos de fotografiar las catas que se realizaron y que aportaremos como documento gráfico. De estas intervenciones hemos podido concretar algunas soluciones de utilidad de los restos arqueológicos encontrados en el entorno del hipogeo y que analizaremos más profundamente posteriormente. He encontrado reflejado en multitud de libros de compendio, múltiples de Gabia, en dirección Noroeste, pago del Viernes Mata Grande, en un cruce de caminos, por su contornos pasaba en la dirección oeste-este la Realenga (camino real), Málaga-Granada (denominado popularmente camino hondo y camino de Cullar) y en sur-norte el Motril-Almuñécar hacia el norte, que se conoce como camino viejo de Santa Fe, aunque este tramo estuvo cortado por esta zona durante muchísimo tiempo, hasta que se abrió de nuevo en los años setenta, aunque la acequia seguía funcionando con un recorrido paralelo. Como veremos más adelante, el uso de estos caminos están documentados al menos desde la ocupación musulmana.
Descripción de las ruinas según la Memoria de D. Juan Cabré Aguiló.-
La cámara es cuadrada de 4,10 m. de longitud en su interior, de mampostería con un ábside al S. E. Y una escalera de caracol al Noroeste.
En el centro de esta hay un socavón de perímetro octogonal, excavado en el piso firme, en él hubo en otro tiempo una pila de mármol blanco, de la que se encontró un fragmento. Dicha pila se abastecía de una tubería de plomo existente en el momento de las excavaciones, hoy desaparecida, que se hallaba empotrada en el muro del fondo del ábside, la cual descendía por el centro del mismo y pasaba por debajo de la pequeña grada de este, que está a un nivel superior que el piso de la cámara. La cañería penetraba a la estancia por la bóveda del ábside, lo que le hizo suponer a Cabré que la galería con la cámara eran subterráneas originariamente, (lo que confirman las excavaciones de Fresneda y Oliva), aunque las galerías continuarían más al oeste de la edificación descubierta, esto se desprende de los restos de muros descubiertos en la excavaciones realizadas posteriormente y que más calificaciones de uso, época y civilización a la que pertenecen estas ruinas, lo que demuestra la falta de unanimidad de los estudiosos en su catalogación. Una cosa si es constante en todos, los restos encontrados son extraños y raros, aparentemente no tienen semejanza a otros suficientemente estudiados y catalogados de nuestro entorno. Quizás todo este malentendido se aclare algún día cuando podamos conocer mejor lo enterrado, ya que como sabemos hoy, la amplitud de los restos subterráneos es mayor de lo que en su origen se estimaba y los niveles más superficiales tienen un alcance que no podríamos hoy acotar con garantías de éxito.
Recientemente el 8 de enero de 2003, (BOE Nº 7) integra este conjunto en lo que se denomina, “ Zona arqueológica de la villa romana de Las Gabias”, procediendo a la declaración preventiva en el Registro General de Bienes de Interés Cultural del ministerio de Educación Cultura y Deporte, con objeto de proteger y delimitar la zona de influencia.
Los polígonos del catastro afectados son el 11 en zona rustica y el 14 en zona urbana, delimitando en este decreto las coordenadas y los ángulos del área poligonal, así como las parcelas implicadas total o parcialmente.
Las ruinas arqueológicas aludidas se encuentran en las mismas puertas tarde veremos). Cabré nos dice que el nivel interior de la camera era distinto (mas bajo) al resto de edificaciones que había en su entorno y como hemos visto anteriormente no se equivoca.
La escalera de caracol de piedra arenisca y cúpula del Hipogeo de Gabia realizada por Torres Balbas
De la escalera de caracol[3] se conservan diecinueve peldaños, los cuales son de piedra arenisca y de una sola pieza.
En el lienzo de pared que mira al este hay una abertura irregular, lo que fue el hueco de una puerta desmantelada, que conservaba el arranque de las jambas, el batiente y el umbral con dos curroneras de bronce, cuya puerta daba comunicación a la galería con bóveda de cañón, hecha de mampostería así como los muros que la sostienen. La Galería mide 2,10m. de ancho por 2.80 de alto y la longitud reconocida en la excavación es de 30,50 m. de largo, no pudiendo precisar si ésta continuaba, ni si galería servía de camino cubierto para entrar en la cámara, o bien continuaba para dar acceso a otras. Las excavaciones que en el futuro se realizarán determinarán la amplitud y la finalidad de estas construcciones. Lo que no nos cabe la menor duda es que, son mucho más amplias de lo que la apariencia actual nos muestra.
Como se aprecia en las fotografías y en los dibujos de Cabré, existen en el muro suroeste de la galería una serie de huecos o vanos de apariencia de ventana, (parecidos a algunos encontrados en el Escorial que sirven de tragaluz y ventilación al sótano) a un metro de altura del suelo, cuyos entrepaños varían de longitud, entre 2,30 a 0,80 m. Estas aberturas miden 1,00 por 0,75 m. y presentan un esviaje muy pronunciado en la parte superior, en cuya terminación parte una especie de tragaluz, de sección rectangular por la que entraba la luz verticalmente, la cual al deslizarse por el plano inclinado de la repisa de la ventana iluminaba con bastante intensidad la galería. Sirven de dintel a estas ventanas lajas de piedra arenisca de un espesor aproximado todas ellas, (de las canteras próximas del camino de la atalaya), como el resto del edificio. Se ignora el número de ventanas que disponía la construcción, pero se han dejado al descubierto siete.
El hueco de la puerta de la galería a la cámara mide ,090 m. de anchura, por 1,60 metros de longitud. En el umbral había dos losas rectangulares puestas de plano, de mármol blanco y la piedra del batiente era de jaspe pulimentado, de ocho centímetros de anchura y se levanta sobre el nivel de la cámara unos ocho cm. Junto al batiente existían dos curroneras empotradas en las losas de mármol blanco, de bronce de 65 milímetros de lado, con el juego de ellas idéntico, pero de forma distinta, como podemos apreciar en los dibujos. La colocación de estas curroneras, demuestra que la puerta que en ellas giraba, era de doble hoja.
El ábside esta elevado sobre la cámara unos 20 cm., tiene de fondo 1,35 m. por 2,70 de ancho y 2,80 de alto, midiendo esta desde una loseta o placa de mármol del primitivo monumento que todavía se conservaba en la superficie de la grada. De ladrillo es dovelaje del arco del mismo, excepción de la clave que se labro en piedra arenisca y tiene un espesor del doble de las restantes dovelas.
Examinando la planta y alzado de la cámara, llama la atención que no está centrado el ábside en su muro correspondiente, y otro tanto sucede con la ventana superpuesta a él.
Lo mismo le ocurriría a la bóveda, que tampoco estuvo centrada respecto a la planta del monumento. El diámetro de la bóveda se redujo, mediante dos arcos formeros con dovelas de losetas de piedra arenisca. Uno de esos arcos arrancaba de la pilastra existente en el ángulo N. O. A la altura de 3,50 m. del suelo de la cámara y aun se conservan algunas dovelas en este ángulo.
En el extremo opuesto de ese arco descansaba sobre el dintelado de la escalera de caracol y del mismo partía otro que se empotraba en el muro del ábside, cuyo intradós se acusaba perfectamente.
Dentro de lo aventurado que es deducir el sistema de bóveda que disponía la cámara, porque de ella apenas quedaban elementos arquitectónicos, sin embargo nos cuenta Cabré que debió ser baída.
Deduciéndolo de varias hiladas de losetas existentes, constituyendo anillos que tienden a cerrarse, en los dos ángulos de la pared O., que darían a entender el arranque de las pechinas. Donde se apreciaba mas este detalle es en el ángulo en que se encontraba la referida pilastra.
Aparte de la anterior ventana del ábside había otras tres, una en cada centro de los medios puntos del arranque de la bóveda de la cámara, iluminándola casi cenitalmente, dada la altura en que aparecen y el esviaje y corte de las mismas. En ninguna de las cuatro existía la terminación superior. Cabré no creía que estas terminaran en arco de medio punto, más bien entendía que terminarían en un dintelado parecido a las ventanas de la galería. Si esto fuera así no se parecería a las terminaciones bizantinas, como tampoco ocurre con el diseño interior y la decoración principal en mosaicos que la distingue.
Había indicios de que la bóveda estaba trasdosada en otra bóveda, cuyas lajas encajaban en la primera formando cuña constituyendo un cuerpo de bastante espesor; por lo tanto, para contrarrestar el empuje de ellas se necesitaban recios muros. Si bien en la planta solo se aprecia la robustez de la pared, en la que se construyó la puerta de comunicación con la galería, en el alzado se observa que el muro O. a la altura de dos metros es mucho más ancho aproximadamente un metro cuando en la base es de 65 centímetros, aunque puede que ocurra la mismo en los otros que no están descubiertos.
Restos en mármol de la decoración del Hipogeo de Gabia, de animales y letras
Hallazgos de restos de esculturas de mármoles variadisimos y piedras talladas.-
Por doquier, tanto en la cámara como en la galería, se encontraban teselas de vidrio de variados colores procedentes de mosaicos y placas de mármoles, de matices y colores muy variados, acusando multitud de formas y labores. Abundaba mucho la serpentina, otras piedras duras, que si bien pueden ser oriundas de la próxima Sierra Nevada que tan rica es en canteras de mármoles, personas expertas las han calificado como exóticas, de importación, como hay quien cree que la labor que presentan acusan también un arte importados. Las piedras parecen que están labradas y cinceladas en países orientales y traídas luego a España para la construcción del monumento.
El estudio sistemático y científico de estos materiales, podría orientarnos de la procedencia de los mismos aunque desconocemos en la actualidad donde se encuentran la mayoría de ellos. (Se podrían recuperar para exponerlos en El Torreón una vez reformado. También podían servir para la realización de una tesis doctoral, donde se catalogaran y definieran su origen, la época y la cultura que los realizo, ayudando de esta manera, hasta tanto no se excave con más amplitud las ruinas de Gabia, a datar convenientemente la época de su construcción y las influencias culturales que tiene).
Las teselas y mármoles hallados en la galería, a excepción de las losas del umbral de la puerta de la cámara a la galería, son de materiales de acarreo, que fueron lanzados en ella cuando la destrucción, expolio y quema de la cámara. En efecto; el nivel inferior de los escombros que rellenaban esta lo constituía una capa de cenizas, carbones y tierra quemada, junto con mortero de cal y arena y todo ello media unos veinte centímetros de espesor, en cuyo nivel se hallaron además muchos mármoles rotos en su mayor parte, un poco de cerámica , fragmentos de astas de grandes ciervos, varias conchas de gran tamaño y teselas de vidrio de varios colores y miles y miles de fragmentos de caracteres epigráficos , labrados al estilo de los trabajos de marquetería y en piedra caliza muy blanda (yeso si coser). Este nivel estaba recubierto por otro constituido por cascotes, ladrillos y piedras procedentes del derrumbamiento de la bóveda, y luego por último, otro de varios metros de espesor de arcilla y tierras de arrastre.
Toda la parte inferior del monumento, como los primeros peldaños de la pared de la escalera de caracol, estaban ennegrecidos, calcinados o enrojecidos; y ello es prueba que debió producirse en el interior de esta cámara un fuego muy intenso, tal vez al profanarla, cuya profanación fue enconadísima, impulsada esta quizás por resortes e ideales religiosos y quién sabe si para atajar de lleno cierto cisma del que han dejado memoria algunos escritores de los primeros tiempos del cristianismo.
La cantidad y calidad de mármoles y los restos de los mosaicos descubiertos en el Monumento, algunos de ellos todavía adheridos a las paredes de la cámara y ábside, nos revelan la inmensa importancia que tuvo en sus días. No dudamos que su estudio constituirá una página hermosa y de importancia en la arquitectura del arte patrio.
De la ornamentación primitiva decía Cabré todavía se conservan algunos fragmentos formando parte de la obra. En la cámara subsiste la base de todo el zócalo compuesta por una franja de placas de mármol blanco, lisas de treinta centímetros de altura, y en el ábside otra más estrecha, también de mármol blanco. En algunos sitios montan a aquellas placas regletas de serpentina y de otros mármoles de distintos colores, de unos cuatro centímetros de anchura.
Muy probablemente, el fondo del ábside y las paredes laterales de él tuvieron una decoración espléndida, muy rica y variada, la cual a su juicio seria la mas ornamental y esmerada de todo el Monumento. A la altura de un metro sesenta se ve en las tres paredes del ábside una línea de agujeros espaciados entre si, que quizás indiquen que hasta ellos llegaría la decoración a base de grandes placas de mármoles. A partir de esta zona debió de haber una especie de tímpano, decorado todo él con composiciones en las que intervinieron figuras humanas y de animales y dibujos vegetales. Todo ello bajo un dosel de una policromía extraordinaria, obtenida con estucos pintados y mosaicos de pequeñas teselas de vidrio. Parte de este decorado aun se conservaba cuando realizo mis excavaciones (Cabré) aunque por desgracia, muy escaso para sum reconstrucción ideal. Se veía en el arranque de la bóveda del ábside.
Por si es de algún interés no quiero omitir la existencia en el fondo del ábside y a la altura de 1,85 m., de dos hornacinas de 45×20 cm., con repisa de mármol.
Quizás aparte de la decoración de mármoles, hubiera también aplicaciones ornamentales de bronce.
Detalles de la decoración que han revelado las excavaciones.-
El Museo provincial de Granada conserva en su poder procedentes de los trabajos que se realizaron en esta cripta, una placa de mármol blanco (lam.VII-5) rota en tres fragmentos, que mide 48 cm. de largo y pedazos de otra, con ornamentación vegetal en las dos. Dichas placas nos dan la clave de la aplicación de muchas de las teselas o laminas de mármol y piedra recortada, que se reproducen en las laminas VII-6 y VII-7.
Véase en efecto, que las piezas treboladas de la quinta línea de esta última lámina, están labradas para representar el caparazón de las flores abiertas, similares a la lámina IX-9; las dos de forma de media luna, peces o delfines sirvieron para las hojas de las flores, etc. Con las plaquetas afiladas por un lado y las plaquitas en forma de corazón se obtiene el motivo ornamental superior que se ve en la lámina aludida.
Los fondos que en aquella placa aparecen repicados entre las flores y hojas, en las composiciones de mosaico se obtuvieron con plaquitas de caliza blanca, con losetas, también recortadas, de mármoles obscuros, muchas veces de serpentina o de pasta vítrea de color verde o de azul intenso. (lam. VIII-8).
Tal vez pertenece a la decoración del tímpano del ábside, en donde se desarrollaría, como antes se insinuó, una de las composiciones primordiales del monumento, ciertas placas que poseía la Comisión de Monumentos de Granada (lam. IX-9) y muchas otras de las excavaciones reproducidas en la lam. IX-10. Entre ellas hay, como se puede ver una cabeza humana de mármol blanco, de 90 x 75 milímetros, aparte de un pie humano descalzo, en mármol rosáceo; restos de otros, un pie de hombre calzado de caliza roja; dos cabezas de caballo incompletas, en mármol amarillento rosáceo, tres cabezas de animales indeterminados, en mármol gris, que miden 45×35 milímetros; varios cuerpos de los mismos, labrados en mármol idéntico al de las cabezas, así como alguna de las extremidades correspondientes a ellos; placas que por los grabados que tienen en una de sus caras, pudieran pertenecer a figuras de aves; algunas patas de caballo, etc.. Una cabeza de hombre dibujada de frente y luego recortada, en placa de mármol y que media unos cinco centímetros, se extravió después de algunos días de haberla encontrado y que no se encuentra recogida en las láminas.
Probablemente en el centro del ábside figuraría el monograma de Jesucristo, un crismón y a él quizá pertenezca una plaquita de mármol triangular de 73 milímetros de lado, en la que se grabo la ypsilon griega. (lam. IX-9).
Si dicha plaquita no perteneció al monograma propuesto bien pudo pertenecer a una de las muchísimas inscripciones que indudablemente había en la cámara, a juzgar por la gran cantidad de caracteres epigráficos que se encontraron en este estrato más cercano al suelo. Estos caracteres fueron labrados, como ya se ha dicho antes en piedra caliza blanca y se rellenaron los calados de las mismas, con teselas de serpentina, caliza ferruginosa o de mármol rojo y con pastas vítreas, amarillas, azules, y verdes. Estos caracteres, a pesar de que salieron rotos, me inclino a creer que pertenecían al abecedario griego. El tamaño de ellos, es por lo regular de 50 milímetros de altura (lam. X-II).
Sin duda alguna, nos revelan los restos artísticos de este monumento uno de los periodos de crisis más aguda y de decadencia del arte clásico. ¡Qué degeneración reflejan aquellas figuras humanas y de animales y a la vez que infantilidad ¡ ¡ Que vano empeño se ve en sus autores al querer suplir la pobreza de su sentimiento artístico por la fastuosidad y riqueza de los materiales empleados en las composiciones que llevaban a cabo¡ En todas ellas hay una ausencia absoluta del realismo.
Las cabezas y cuerpos de las figuras de animales descubiertos en nuestro monumento, ornamentaron con trazos y círculos concéntricos, al estilo de los de los bronces, figuras, placas de cinturón, visigóticos. Para rellenar los ojos de dichas cabezas se hacia un taladro, que se rellenaba con círculos concéntricos, de materias distintas.
Restos de la decoración del Hipogeo de Gabia, con hojas de acanto y serpentina de variados colores
Época y civilización a la que pertenecen los restos arquitectónicos y decoración del Monumento según D. Juan Cabré.-
Su opinión sincera respecto al carácter, finalidad y época de estas ruinas era que se trata:
1º De un baptisterio de los primeros tiempos del cristianismo.
2º Que fue destruido con anterioridad a la invasión árabe, bien en la irrupción de los bárbaros, o por los mismos cristianos. En el último caso, tal vez, después del concilio de Iliberis, en el que se condenaron ciertas representaciones artísticas de sus monumentos religiosos para no caer en otra vez en la idolatría.
En apoyo de esta ultima suposición, hay que tener en cuenta, que lo que más se ha castigado del baptisterio ha sido la decoración del mismo; la parte arquitectónica casi está intacta (comete un grave error al pensar esto, ya que la parte superior del mismo, al aire libre, está completamente arrasada). La bóveda de ella tal vez se derrumbo después de haber sido profanado y destruyo el decorado de su interior.
Ahora bien. ¿Podemos determinar por fin si este monumento corresponde a la época Constantina o es posterior, visigótico-bizantino? La cámara con su ábside ¿es realmente un baptisterio como hemos supuesto y se construyo independientemente de una basílica, o formaría parte integrante de ella? ¿La galería con su bóveda de medio punto era el pasillo de ingreso al baptisterio o servía para comunicar este con otras cámaras que todavía no se han descubierto? ¿Las escaleras de caracol eran las de la puerta principal, o comunicaban el baptisterio con otra estancia superior que se levantaba sobre la bóveda y aquel era subterráneo como las criptas de muchos templos cristianos?
Tal es la variedad de problemas e importancia para los estudios de la Arqueología cristiana, que solo pueden resolverlo nuevas excavaciones, llevadas a cabo por personas inteligentisimas, muy competentes en estos estudios y con los medios económicos necesarios. Para ello es conveniente que el Estado se muestre generoso y consciente de la obligación moral que contrae con la ciencia ante ese descubrimiento de Gabia la Grande, que considero grandioso en los anales de la Arqueología cristiana española.
Esto nos contaba Don Juan Cabré en 1922 y cómo podemos apreciar hoy, todo sigue prácticamente igual y si cabe, con mas desconcierto.
Seguía relatando en la segunda parte de su informe, que se vislumbraba de una manera bien clara la civilización a la que pertenecían las ruinas de Gabia, dato que aporte en mis excavaciones y al que no le di importancia, pero luego al exponérselo verbalmente a su maestro don Manuel Gómez Moreno, me llamó la atención sobre el mismo y le hizo ver su gran importancia arqueológica.
Se trataba de unos tubos de barro cocido, con terminación cónica que se enchufaban unos con otros, con una mezcla de cal y de arena; los cuales encontré en bastante cantidad en la cámara, que tiene un banco corrido adosado a un muro de ella. Estos tubos miden unos quince centímetros de longitud y son todos iguales.[4] (Mi impresión es que estos tubos como ocurre en casas antiguas de Cádiz, Córdoba y otras poblaciones, se usan para los desagües, aunque un poco más largos, digo esto, porque la entrada de agua a la cámara se realiza por tubería de plomo, utilizada cuando hay presión de agua. No comenta nada del sistema empleado de salida para la misma).
Los símbolos más usuales en la época paleocristiana[5], son el pez, que en griego tiene las cinco primeras letras de la frase “Jesús Cristo Hijo de Dios Salvador”, la paloma con el olivo, recuerdo del arca de Noé; el pavo que representaba la inmortalidad, pues su carne se creía incorruptible; el Áncora, que representaba la esperanza en la que se enrosca a veces un delfín, el amigo del hombre; la palmera, que significaba la victoria; la vid, símbolo de Jesús, como el cordero. Etc.
El Crismón es el anagrama de Cristo formado por las dos primeras letras de su nombre en griego. Es el símbolo de Jesús triunfador y se relaciona con la visión de Constantino en vísperas de su victoria de Ponte Mulvio.
El origen de la Basílica ésta en el pórtico; si se quiere más precisión en la stoa griega. El nombre de basílica es un nombre griego y proveniente de la palabra Basilius, rey, en griego, literalmente “pórtico real”, La basílica nace desde que una serie de pórticos rodean un espacio central o patio. Por eso en las basílicas primitivas este espacio central solía estar al descubierto.
Más adelante, este espacio se cubre por comodidad de las personas que lo frecuentaban. La manera de cubrirlo, es naturalmente, la estructura ligera de una cubierta de madera. Esta cubierta se eleva sobre los pórticos adyacentes y así el espacio central puede recibir luz alta y directa. Estos pórticos en ocasiones tienen dos pisos lo que da lugar a unas galerías altas ocupadas por lo general por las mujeres. Más adelante estas estructuras poco resistentes, van pasando a ser construidas en piedra mediante bóvedas, adosadas unas a otras para conformar lo que hoy modernamente conocemos por nuestras catedrales. Los fieles ocupaban las naves y los catecúmenos o neófitos el nártex o pórtico exterior de la iglesia, en cuyas inmediaciones se hallaba el baptisterio, para que los no bautizados no entraran en la iglesia antes de haber recibido el sacramento.
Los columbarios eran cámaras sepulcrales, a veces subterráneas, en cuyas paredes se abrían pequeños nichos donde se guardaban los vasos que contenían las cenizas después de la cremación era lo más usual, pero a partir del siglo II casi se abandonó esta práctica. Las familias pudientes embalsaman los cuerpos de sus deudos y los depositan en masivos y costosos sarcófagos.
Perímetro del terreno, con ruinas arquitectónicas, que el Estado debe acotar y excavar.-
Juan Cabré en su informe, aconseja las excavaciones a emprender por la Administración competente, con un área bien definida y delimitada.
Proponía entonces al estado el arriendo o expropiación de una serie de parcelas, recogidas en el plano de la lamina II, que como se verá más adelante se realizó a medias, y mucho tiempo después.
Nos comenta que donde más aparecían restos y vestigios arqueológicos, es en el cerrillo colindante de Villanueva y sobre todo en la haza de los Rodríguez Acosta, en el corte del Camino hondo, aparecen restos de muros y pisos de mosaico que pertenecen a estancias estucadas y pintadas en rojo, en una de las cuales se ve además adosado a sus muros un banco corrido, con una gradilla para los pies. El nivel de dichos pavimentos corresponde a la altura de la bóveda de la cámara. Sigue comentando que algunas de esas estancias que el corte del camino ha dejado al descubierto, tuvieron su bóveda vaída, grandes moles de ellas se conservan en dichos departamentos.
También nos informa de que los naturales del país dicen que han descubierto en otras ocasiones grandes cimientos de edificios, platos y una especie de candelabro de bronce, (este dato será muy interesante para analizarlo posteriormente con más rigor).
Conexiones de la Mina Toleo con La Cueva, o Mina del Santo en Monte Vive.-
Esta cuestión ha estado olvidada prácticamente por todos los estudiosos del tema, ya Cabré en su memoria, se plantea la siguiente pregunta ¿La cueva de Monte Vive tiene alguna relación arqueológica con el monumento antes descrito?
Comenzaremos por hacer una descripción de la Mina del Santo, tal como la describió el propio autor:
Dicha cueva la constituye una galería de 23 m. de longitud, la cual comunica con una cámara, de unos 3,45 m. de lado y una y otra son semiartificiales (podemos garantizar que los dos elementos son artificiales).
La galería presenta una inclinación muy pronunciada y en ella se labró una gradería sobre roca viva, que consta de muchos peldaños que no se pudieron contar. En el lienzo E. de la cámara, aparecen en el centro de ella y junto al techo el esbozo de un busto humano y en el ángulo S. E., una cabeza varonil en relieve con una especie de corona. Debajo de esta cabeza se labraron dos gradas, en forma de tercio de círculo.
Aunque dicha cabeza es de mal arte, al parecer presenta caracteres que recuerdan un estilo primitivo y tiene cierto aire artístico que no esta reñido con el de las esculturas y relieves de las primeras edades del cristianismo en España.
Sin lugar a dudas estos dos lugares tienen mucho en común, como demostraremos más adelante-
Restos encontrados en el cerro del Matadero, por Mª Oliva Rodríguez y Eduardo Fresneda
Las prospecciones realizadas por Mª Oliva Rodríguez Ariza, Eduardo Fresneda y otros en 1995.-
Que tengamos conocimiento, cuatro han sido las actuaciones realizadas por este grupo de estudiosos, relacionadas directa o indirectamente con este entorno arqueológico, dos de ellas, las primeras, están relacionadas con la prehistoria de Las Gabias, aunque por la proximidad de los lugares intervenidos, pueden considerarse con carácter general, como integrantes de este entorno, que analizaremos pormenorizadamente al tratar este tema.
Las otras dos, comentadas someramente más arriba, sirven para definir claramente los usos dados a esta zona en la antigüedad.
Las prospecciones Geofísicas se realizaron por la doble metodología, de Magnetométrica y GEO-radar, en dos zonas: una denominada “A”, que comprende el cerro situado al Oeste del Camino y la acequia de las viñas y la zona “B” determinada por las seis fincas de la vega que rodean el Monumento.
Las prospecciones geofísicas se centraron principalmente en: zona “A”, en un área donde afloraba en superficie numerosos restos materiales como cerámica, tégulas, ladrillos, etc., con objeto de determinar su origen, ya que esta zona no contaba con sondeos arqueológicos conocidos antiguos.
Aunque los autores del trabajo determinaron que el área de influencia directa, era al menos de cuatro Ha., la prospección magnética se realizo sobre una superficie de 2000 metros cuadrados.
Los resultados de la adquisición de datos una vez tratados son:
Una gran anomalía lineal en el norte del área prospectada.
Una notable anomalía bipolar en el sur.
Una anomalía aislada en el extremo NE de la cuadrícula.
Una anomalía circular poco marcada y difícil interpretación, cerca del borde W.
A partir de los sondeos estratigráficos realizados se ha podido constatar la existencia, en un lugar marcado por la anomalía situada al sur, de un nivel de derrumbe compuesto por vigas quemadas, sobre un pavimento quemado, donde se encontraba un crisol de cerámica, de unos 20 cm. De diámetro, con cobre en su interior. Por lo que cabe pensar se encuentra en una zona de fundición de metal.
Las prospecciones del Geo-radar, se realizaron 15 perfiles a distinta frecuencias entre 100 y 200 Mhz., con un total de 535m, y una separación entre antenas emisora y receptora de 50 cm por intervalo.
Los resultados de esta prueba han puesto de manifiesto en la zona “A”, la existencia de numerosas anomalías situadas a profundidades entre 0.5 y 2m., pero la posterior intervención, no han dejado suficientemente claro los resultados que apriorísticamente se contemplaban, debido a la existencia de capas de gravas y arenas que dificultan la lecturas del Geo-radar.
Aunque como veremos más adelante la interpretación que hacemos del conjunto de muestras realizadas se ajustaba bastante a la realidad de las excavaciones realizadas posteriormente.
En estas últimas excavaciones llevadas a cabo hasta el momento, realizadas creó un año después de la Geofísicas, pusieron de manifiesto algunos elementos arquitectónicos, que nos sirven para fijar posiciones claras del conjunto de ruinas existentes en este espacio, aunque no podamos fijar claramente las conexiones entre sí de las mismas, debido a la gran diversidad de elementos encontrados, tan diferentes entre sí y a mi criterio, de épocas tan distintas.
Cabe destacar por su importancia, el descubrimiento de dos muros paralelos de gran envergadura, realizados con piedra igual a la de la cámara y cal grasa, con dirección NO-SO y siguiendo la misma dirección de la galería del monumento subterráneo y pienso que al mismo nivel, más grueso el que está situado al norte del otro, separados entre sí por al menos dos metros,(Foto adjunta) lo que nos hace pensar, que este pasadizo bajo tierra debía dirigirse a algún lugar, todavía no descubierto. Podríamos recordar aquí la leyenda popular existente en el pueblo de que «La Mina Toleo» y el Torreón estaban comunicados por pasadizos secretos, o bien, podría unir otras estancias subterráneas del conjunto arquitectónico del monumento. Sin lugar a dudas, estos muros, tienen a mi entender, una función defensiva. Lo primero que pensé al verlos, por su disposición y el color de los restos de tierra encontrados en su base distinta al resto del entorno, que se trataba de la cimentación de una muralla de época tardía y mucho más cuando me contaron que apareció, pegado a la acequia y al camino viejo de Santa Fe, casi perpendicular a estos muros una fosa con forma semicircular, de más de dos metros de diámetro en piedra igual a la anteriormente descrita, que los arqueólogos quizás por la proximidad al molino encontrado en ese lugar, lo identificaron como un gran depósito de esta sustancia, que a mi entender, no tenía esa función, sino que podrían ser restos de la puerta de entrada que debió existir en este entorno, ya que como podemos apreciar por los planos antiguos de la población de Gabia la Grande, de esta zona parten todas las calles en dirección norte sur. Que ha sido la de constante crecimiento en todas las épocas de nuestra historia.
En esta excavación también se puso al descubierto restos de un molino de aceite, concretados en: El piso, los depósitos de decantación y almacenaje de perfecta ejecución y restos de aceituna que, según la versión que transmitieron los miembros del equipo excavador se podía datar en el siglo II de nuestra era. Se aprecia claramente cómo podrán observar en la foto adjunta, que el suelo del molino es de ladrillo puesto en espiga, con indicios claros de haber soportado un fuerte incendio, como es constante en todo lo excavado de la zona. La envergadura de los depósitos de decantación hace suponer una gran producción de aceite, por lo que no creemos que sea una industria limitada a la producción local exclusivamente.
Una de las cuestiones que no encuentro explicación, es que este recinto está cortado en su parte norte, (como podemos apreciar en la foto) por los restos de un muro de amplias dimensiones y perfecta ejecución, en la lineal de los muros señalados más arriba, que a mi entender debió realizarse con posterioridad al molino, (porque no en el siglo X)
En los alrededores de la entrada actual a la galería, aparecieron restos de un muro que presenta una cimentación realizada con piedras dispuestas en espiga y cogidas con tierra, mientras que en la parte superior esta cogida con cal grasa, que bien pueden ser los cimientos de edificaciones anteriores, por el tipo de piedra elegida y en la forma de construcción, se asemejan bastante a los encontrados en el Puerto de Santa María en el Castillo de doña Blanca. En esta misma cata se puede apreciar dos grandes bloques de piedra de Sierra Elvira, perfectamente elaborados y al mismo nivel de las ampliaciones del muro, aunque pertenecientes a otra alineación.
De las catas realizadas en el cerrillo colindante, además de la antes descrita del crisol de fundición, podemos apreciar restos de muros, con poca o nula alineación entre ellos, agujeros para sostener vasijas, otros en gran numero y de distintas dimensiones, excavados sobre la roca firme, a modo de silos, aunque por la gran cantidad de ellos, mas parece un lugar de enterramiento, aunque cabria preguntarse donde están los huesos que no aparecen. Digo esto, porque tengo constancia que cerca de la cruz Mocha, en la Faneguilla, aparecieron tumbas de época tardo romana, consistentes en una hilera de lozas de arcilla que hacían triangulo con otras tantas para conformar la tumba, tan características de esta época. Porque no pensar, que cuando se trasladaron sus habitantes a otro lugar después de la destrucción no se llevaron sus muertos.
“Las conclusiones que realizaron en el Ideal del 18 de diciembre 1995, los miembros del equipo de excavaciones fue que, los cortes efectuados en los tres niveles del terreno confirman la disposición escalonada de la villa y de sus tres áreas funcionales: parte urbana o señorial, parte rústica y parte artesano-industrial, que abarcaría desde el cerrillo del matadero hasta los aterrazamientos inferiores al subterráneo en el ángulo noroeste del casco urbano de Gabia Grande.
Algunos fragmentos decorativos y un alto porcentaje de cerámica sigillata confirman la ubicación de la zona residencial de la villa en las terrazas inferiores junto al monumento subterráneo que constituye un Criptopórtico o área de paseo y recreo, especialmente idónea para evitar los rigores del verano.
La hipótesis del baptisterio paleocristiano, fomentada en los años cuarenta por razones no estrictamente científicas, ha quedado definitivamente desechada por diversos especialistas que no cuestionan la multiplicidad de usos que a lo largo de varios siglos pudo tener el monumento subterráneo.
Esta parte señorial de la villa, en cuyo subsuelo el Geo-radar ha detectado la existencia de muros de piedra y de lo que podría ser un gran mosaico romano, que se podrá descubrir en los próximos años. Sin embargo han sido las otras dos partes de la villa, la rustica y la artesano-industrial, situadas en el cerrillo del matadero, las excavaciones que acaban de concluir, diversos muros, que en algún momento histórico de la villa romana han sido desmontados para re aprovechar sus piedras, confirman el emplazamiento sobre la cumbre del cerrillo de la zona rustica que albergaría las habitaciones de la numerosa población de siervos y esclavos de esta, explotación rural hispano-romana.
Plano de situación de las ruinas romanas, planta y alzado del Hipogeo de Gabia la Grande.
También han aflorado en esta zona los cimientos de una vivienda derrumbada por el fuego, un pequeño osario, un silo para grano junto a los fondos que soportarían una hilera de grandes vasijas para el almacenamiento de aceite o vino y un crisol de fundición, donde se ha detestado restos de bronce. La cerámica encontrada muy fragmentada, corresponde a vasijas de cocina de uso común.
Más abajo, en la zona de producción artesanal-industrial, la almazara o molino de aceite constituye el hallazgo más relevante de esta villa y uno de los pocos molinos de aceite conocidos de esta época en Andalucía. Las considerables dimensiones de su suelo con grandes losas de piedras acanaladas y de ladrillo macizo dispuesto en espiga y las grandes piletas enlazadas para la decantación del aceite, dan idea de la riqueza e influencia económica de esta explotación rural que debió comerciar con el aceite.
Junto a él se emplazaría un almacén de grandes vasijas para almacenar el aceite que, que como las muelas o piedras del molino, aun no han sido localizados. Un nivel de huesos de aceituna de la época hallados junto al molino ilustran sobre el importante volumen de producción agraria de este cortijo que debió centrarse en la tradicional trilogía mediterránea vid-cereal- olivo. Ni el lagar ni el posible telar que completarían este enclave productivo han sido localizados.
El inmediato estudio de los restos encontrados, muy comunes, compuestos, sobre todo, por cerámica muy fragmentada y tejas romanas, permitiría fijar una cronología para la villa, si bien María Oliva aventura su fundación en el siglo I, en época alto imperial, perviviendo con sucesivas reestructuraciones hasta el siglo V de nuestra Era.”
Sin duda alguna, los restos descubiertos hasta el momento en todas las excavaciones realizadas, nos indican que son parte de un complejo mucho mayor de edificaciones colindantes, de diversas épocas, (como veremos más adelante) tanto de corte religioso, mortuorio, defensivo, industrial y agrícola y porque no habitacional, de gran riqueza.
La parte subterránea que comprende la cámara y la galería contigua están datadas por el famoso historiador Gómez Moreno, en los comienzos del siglo V. Entiendo esta datación como correcta, tanto por las formas de la construcción, como por el estilo y los temas de ornamentación, que se vislumbran, de los restos encontrados en el encuentro de las paredes y el suelo sin ser desmontados, el tamaño y el arco del ábside también nos ayuda a fijar esta fecha como probable, pero quizás uno de los datos más presentes sobre restos más antiguos de construcciones romanas y anteriores, como se descubren en la excavación realizada por Eduardo Fresneda y Oliva Rodríguez, También aparecen dos grandes bloques de piedra de Sierra Elvira perfectamente labrados, que desentonan con los materiales encontrados en el resto de la edificaciones conocidas hasta el momento y restos de muros mucho más antiguos, reutilizados posteriormente.
Consideramos que la iglesia que relata Ben al-Sairifi8, bien puede ser la que estamos tratando: “Estos cristianos tenían una iglesia celebre, a dos tiros de flecha de la ciudad, en el camino de Cullar, frente a las puertas de Elvira”. Había sido construida por un señor de su religión, que cierto príncipe puso al frente de un ejército de Rumies (cristianos). Era única por la belleza de su construcción y de sus ornamentos; pero el emir Yusuf Ben- Taxufin, cediendo al ardiente deseo de de los alfaquíes, que habían dado un dictamen en ese sentido, ordenó su destrucción. Los granadinos fueron a destruirla el lunes último día de Chumada II del año 492 (23 de mayo de 1099). Fue demolida por completo y cada uno se llevo alguna cosa de sus despojos destinados al culto.” Quizás fuera esta la gota que colmó el vaso y hizo que los mozárabes granadinos llamaron pidiendo ayuda al Reino de Aragón y veintiséis años después, viniera Alfonso I el Batallador.
Restos de las excavaciones de Oliva y Fresneda, en el de la izquierda se aprecian bloques de piedra de sierra Elvira
Catalogación del Monumento.-
“Diversos autores han catalogado este monumento como paleocristiano y en la actualidad, según la Junta de Andalucía es considerado como un «Criptopórtico» romano, pero tanto por su estructura como por el tipo de construcción en mampostería y por las características de la decoración encontrada, podría tratarse de un baptisterio construido durante los setenta años en que el sudeste español estuvo bajo la dominación bizantina a partir del 554. Es importante tener en cuenta que llegó a haber un patriarcado bizantino en Cartagena, lo que explicaría la existencia de caracteres griegos en la decoración de este monumento”.
Esta teoría está muy extendida entre los estudiosos, quizás influenciados por Gómez Moreno, pero para comentar este párrafo anterior, me gustaría introducir unos comentarios sobre el arte visigótico y la influencia bizantina en la arquitectura de su época, que puede aclarar las dudas que se encuentran para su catalogación arquitectónica[6] esta, entre finales del siglo IV y mediados del siglo V, las razones de estas fechas, a mi entender, la época de construcción del Hipogeo definidas por los restos de decoración interior encontrados, perteneciente a una época de transición y de escaso contraste con otros, pues todos los estudiosos que han escrito sobre estas ruinas, en lo único que se ponen de acuerdo, es en la rareza de los mismos. Pertenece a un conjunto de mayores dimensiones, posiblemente una basílica fortaleza, pues está conectado subterráneamente, con otras construcciones, posiblemente con una de las entradas de la ciudad, lo que explicaría la prolongación de los dos muros paralelos, por debajo del nivel de suelo que han aparecido en las excavaciones de Oliva y Fresneda, la cámara subterránea, por sus dimensiones, tendría una función de acogida sobre la cripta de un sarcófago, la pila de mármol blanco existente en el centro de la cámara, la inhabilita para un uso de congregación de personas o fieles, “sin descartar en ningún caso el uso como baptisterio, que tanto han criticado algunos historiadores importantes”. La estrecha escalera de caracol, serviría en este último caso para el acceso del neófito a la construcción superior, una vez bautizado. La galería subterránea en la parte que pega a la cámara, estaría conectada por la puerta de doble hoja comentada más arriba y por el otro lado hacia el exterior por otra puerta que estaría a nivel de suelo.
Para concretar más detalladamente la época y el uso que tuvieron en sus días estas ruinas, sería preciso realizar unas excavaciones de mayor calado, tanto en extensión, como en proximidad a los restos descubiertos, que permitieran conocer los perímetros de las edificaciones adyacentes.
[1] Por estas fechas, tenemos constancia documental que Gómez Moreno compraba objetos a los trabajadores de Atarfe que realizaban excavaciones ilegales en dicha población.
[2] Las prospecciones Geofísicas en el yacimiento romano de Gabia la Grande, está publicado en la revista del Departamento de Prehistoria de la Universidad de Granada
[3] 4 Por su configuración estructural es parecida a la existente en la catedral vieja de Cádiz, que fue mandada construir por Alfonso X el Sabio, aunque esta se utiliza para subir a las plantas superiores de la torre.
[4] La obra de Augusto Choisy: L´arte de batir chez byzantins, entre otros datos dice que este tipo de tubos se usaban como material de cúpula. También se usan en San Vital de Rávena, su baptisterio y en la capilla de San Ambrosio de Milán y Roma para el mismo fin, fabricados aquí en Daragolejos, pero estos más finos y primorosos. En Siria se emplearon los tubos en forma de dovelas. Para otros autores el fin de estos tubos es obtener mejor sonoridad del monumento.
[5] La fuente de estos datos es: Historia de la Arquitectura Occidental de Fernando Chueca Gotilla pag.201/202.
[6] A la hora de estudiar el arte visigodo conviene hacer algunas precisiones terminológicas. Es algo corriente denominar «arte visigodo» al arte que, en sus distintos aspectos, se desarrolló en la España visigoda. Pero la expresión «arte visigodo», por más utilizada que sea, no deja de ser, hasta cierto punto, impropia, ya que en la génesis de las formas artísticas que alcanzaron su desarrollo en la España de fines del siglo V y durante las dos centurias siguientes, los visigodos tuvieron muy poco que ver. Fueron los hispanos romanos los que, partiendo de los modelos del Bajo Imperio, de influencias exteriores (especialmente bizantinas) y de las necesidades causadas por las condiciones objetivas de la época, crearon el arte de la sociedad hispano goda.
No es preciso hacer hincapié en que el abismo cultural que separaba a las tribus godas que en el siglo IV empezaron a ponerse en contacto con el mundo romano de la sociedad bajo imperial hizo que las influencias artísticas de éstas sobre aquéllas fuesen muy importantes, en tanto que las influencias inversas fuesen prácticamente nulas. Así, cuando los visigodos entraron en la Península Ibérica a comienzos del siglo V, su largo peregrinar por las tierras del Imperio les había puesto en contacto con los modelos artísticos de éste; pero, por lo que se refiere a su arte original germánico, sus aportaciones al arte español fueron mínimas. Las únicas muestras de unas ideas estéticas propias, al margen de la influencia romana, se reducían, por aquel entonces, a las representadas por la decoración de algunas armas, por joyas, broches, hebillas, etc.; no nos debe extrañar si se tiene en cuenta que el carácter nómada y primitivo de la sociedad goda hacía que las manifestaciones artísticas de ésta fuesen muy rudimentarias. Al carecer de una arquitectura, de una pintura, de una escultura propia, difícilmente podían los visigodos influir en la arquitectura, pintura y escultura —o en cualquier otra manifestación artística— de los países por los que pasaron o en los que se establecieron definitivamente, es decir, Francia y España.
Por otro lado, la poca —o nula— influencia que los visigodos ejercieron sobre el arte paradójicamente llamado visigótico fue consecuencia, también, del papel jugado por este pueblo en la sociedad española de la época: ya se ha indicado anteriormente cómo, en el conjunto de la sociedad hispano goda, los visigodos sólo representaron, aproximadamente, un cinco por ciento de la población total y precisamente, no está de más el insistir en ello, el sector más inculto. El hecho de que en la España de los años posteriores a la caída del Imperio los pueblos germánicos invasores detentasen el poder político que había quedado vacante por el colapso del poder imperial, no ha de hacernos olvidar que la clase económicamente dominante fue, como lo había sido antes del año 476 (fecha de la deposición del último emperador de Occidente), la de los latifundistas hispano romanos, vinculados, en general, a la nobleza senatorial del Bajo Imperio. Fue para los miembros de esta clase para los que continuaron trabajando los artistas, y eso tanto antes como después de la llegada de los visigodos. Sus elites no tardaron en integrarse, por lo que se refiere a modos de vida, recursos económicos, ideas políticas, gustos artísticos, etc., con las capas más altas de la sociedad romana. Todo ello hace innecesario continuar insistiendo sobre los motivos de que los visigodos jugasen poco papel en la génesis y evolución del llamado arte visigodo.
Excluidas las influencias germánicas que hubiesen podido traer los pueblos invasores, el arte que en España se desarrolló desde mediados del siglo V hasta comienzos del siglo VIII fue resultado de la evolución de los modelos oficiales artísticos del Bajo Imperio. Esta evolución se vio matizada por la influencia del desarrollo del cristianismo, por la del arte bizantino y, quizá, por el desarrollo de ideas estéticas indígenas de la Península Ibérica que, en los siglos anteriores, se habían visto ahogadas por el uniformismo artístico que el Imperio imponía. Hasta fines del siglo VI la influencia de los estilos imperiales es aún muy fuerte. Es a partir de fines de esta centuria y de comienzos de la siguiente cuando se empieza a desarrollar de forma ya clara y autónoma un arte, ciertamente relacionado, pero distinto al del Bajo Imperio.
Por lo que a la arquitectura se refiere (especialmente a la arquitectura religiosa), el Bajo Imperio, desde la difusión ya libre, e incluso oficial, del cristianismo, se caracterizó por la construcción de basílicas de tres naves y atrio o patio exterior. En los siglos posteriores se desarrolla en España la construcción de templos —las iglesias visigodas— caracterizados por ciertos aspectos que dieron un sello especial a la arquitectura visigótica; fueron, entre otros, la utilización de la sillería, con el uso de piedra tallada, la preferencia por el empleo de estructura (planta) en forma de cruz, el uso frecuente del arco de herradura y el gusto por el abovedamiento. Quizá sea el uso del arco de herradura lo que más haya caracterizado a la arquitectura visigótica: con un peralte sobre la línea de su centro que no suele pasar del tercio del radio, su empleo fue sistemático durante el siglo VII; aunque su uso se había ya dado en la arquitectura romana, de forma ocasional, así como en ciertos lugares del Asia Menor, entre los siglos III y VII, África del Norte y algunos lugares del Occidente europeo (Francia e Italia) fue un elemento típico de las iglesias construidas en España durante el siglo VII.
Entre las principales muestras de la arquitectura visigótica de los siglos V y VI, es decir, cuando la influencia de los modelos del Bajo Imperio es aún intensa, hay que destacar, como más importantes, la iglesia de Cabezo del Griego (en la provincia de Cuenca), que data de mediados del siglo V y de la que sólo se tienen noticias por el plano de sus ruinas, realizado en el siglo XVIII; se caracteriza por su ábside en forma de arco de herradura y su planta en forma de cruz. El baptisterio de Gabia (en Granada) construido a comienzos del siglo V. La iglesia y el baptisterio de Alcaracejos, cerca de Córdoba, que data del siglo VI. El puente de Pinos, situado entre Granada y Córdoba, así como restos de templos construidos en aquellas centurias en Córdoba, Toledo y Mérida principalmente y que nos son parcialmente conocidos porque algunos de sus elementos fueron utilizados en la posterior construcción de mezquitas árabes
Los ejemplos más típicos de arquitectura visigoda se construyeron durante el siglo VII cuando, libres ya de la influencia directa de los modelos arquitectónicos del Bajo Imperio, en la España unificada de la época cristaliza un arte original. Hay que destacar, en este sentido, la iglesia consagrada a San Juan Bautista en el año 661, cerca de Baños de Cerrato (Palencia), cuya planta, que se aparta ya de la típica basilical, es de tres naves formadas por arcos de herradura sobre columnas, acabadas, en el testero, en tres ábsides (de los que hoy sólo se conserva el central); los fustes, basas y dos capiteles son clásicos, en tanto que los demás capiteles son visigodos (es decir, toscas imitaciones de los capiteles clásicos). Otro ejemplar interesante de la arquitectura de esta época es la iglesia de Santa Comba de Bande, erigida hacia el año 672, en la que la estructura cruciforme de la planta es ya clara, tendencia que se acentúa en las iglesias de San Pedro de la Mata (Toledo) y, sobre todo, en la de San Pedro de la Nave (Zamora), donde la planta cruciforme alcanza su pleno desarrollo. De fines del siglo VII data la iglesia de Quintanilla de las Viñas (Burgos), de la que sólo se conserva la parte de la cabecera.
Otros restos arquitectónicos del siglo VI son los correspondientes a ciertos elementos de templos que no han llegado a nosotros. Así, se conserva una rica colección de elementos pertenecientes a templos que por entonces se construyeron en Mérida; destacan las pilastras y los pilares aprovechados en la construcción de templos posteriores, donde se aprecia una clara influencia bizantina, debida quizá al hecho de que por entonces hubiesen en Mérida obispos de origen griego
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