La expulsión de los moriscos de Gabia

Las Gabias y la Rebelión de los moriscos granadinos. (1568-1570)

Encontrar relaciones directas de los habitantes de Las Gabias con la rebelión más importante de los moriscos granadinos, me resulta hasta ahora dificultoso, sin embargo, estimo que estas poblaciones y sus gentes tuvieron un papel destacado en el alzamiento.

Las dos obras escritas que más ampliamente narran los dos años de lucha, sin lugar a dudas son: Guerra de Granada hecha por el Rey Felipe II, de Diego de Mendoza; e Historia de Rebelión y Castigo de los Moriscos de Granada de Luis Mármol Carvajal. Sin embargo, no aparecen en ellas estas poblaciones, salvo en narraciones de conjunto donde se relatan hechos que afectan a mas pueblos de la Vega de Granada, la singularidad no se encuentra y tengo el convencimiento que hombres de estas tierras destacaron y tuvieron protagonismo singular, tanto, en los inicios del motín, como en el desarrollo posterior.

Precisamente lo que pretendemos con este artículo, es esclarecer en lo posible, cómo participaron los habitantes de Las Gabias en el desarrollo de esta guerra y quienes fueron sus actores Gabirros.

Según nos cuenta el Marqués de Mondéjar, en su libro: Origen y principio de la rebelión de los moriscos de Granada, la primera de las reuniones que dio lugar a la rebelión se celebró entre Churriana y Gabia la Grande, donde se trato lo del hospital, (seguramente sería en el paraje de la Gloria, donde casi cien años antes se conformaron y discutieron las Capitulaciones de Granada) la segunda en el Albaicín, en casa de Zizan, el 27/XI y la tercera en casa de el Hardón (o del Carci), el 29/XI, del 1568.

Diego Hurtado de Mendoza, nos relata que la primera reunión se celebró en Cádiar, “determinaron algunos de los principales de juntarse en Cádiar, (resulta curioso que el nombre se parezca tanto al que estamos tratando) lugar entre Granada y la mar y el río de Almería, a la entrada de la alpujarra. Tratose del cuándo y cómo se deberían descubrir”. Más adelante  nos dice: “A pocos días se juntaron otra vez con los principales del Albaicín en Churriana fuera de Granada, a tratar del mismo negocio. Tenían prohibido, como arriba se dijo, todas las juntas en que concurría número de gente; pero teniendo el Rey y el prelado más respeto a Dios que al peligro, se les había concedido que hiciesen un hospital y cofradía de cristianos nuevos, que llamaron de la Resurrección. En días señalados concurran en el hospital a tratar de su rebelión con esta cubierta, y para tener «certinidad» de sus fuerzas, enviaron personas de la tierra por todos los lugares del reino, que con ocasión de pedir limosna, reconocieran las partes de él a propósito para acogerse, para recibir los enemigos, para traerlos por caminos más breves, más secretos, más seguros, con más aparejo de vituallas, y éstos echasen un pedido a manera de limosna; que los de veinte y cuatro años hasta cuarenta y cinco contribuyesen diferentemente de los viejos, mujeres, niños y impedidos: con tal astucia reconocieron el número de la gente útil para tomar armas, y la que había armada en el reino”.

En la siguiente reunión celebrada en casa del Zizan, en el Albaicín nos cuenta lo que sigue a continuación: “Tal fue la habla que don Fernando el Zaguer les hizo; con que quedaron animados, indignados y resueltos en general de rebelarse presto, y en particular de elegir rey de su nación; pero no quedaron determinados en el cuándo precisamente, ni a quién. Una cosa muy de notar califica los principios de esta rebelión, que gente de mediana condición, mostrada a guardar poco secreto y hablar juntos, callasen tanto tiempo, y tantos hombres, en tierra donde hay alcaldes de corte e inquisidores, cuya profesión es descubrir delitos. Había entre ellos un mancebo llamado don Fernando de Valor, sobrino de don Fernando el Zaguer, cuyos abuelos se llamaban Hernandos y de Valor, porque vivían en Valor el alto lugar de la Alpujarra puesto casi en la cumbre de la montaña: era descendiente del linaje de Aben Humeya, uno de los nietos de Mahoma, hijos de su hija, que en tiempos antiguos tuvieron el reino de Córdoba y el Andalucía; rico de rentas, callado y ofendido, cuyo padre estaba preso por delitos en las cárceles de Granada. En éste pusieron los ojos; así porque les movió la hacienda, el linaje, la autoridad del tío; como porque había vengado la ofensa del padre matando secretamente uno de los acusadores y parte de los testigos.

El 23/XII de 1568, salía don Fernando de Granada, el 24/XII, en Béznar en casa de un pariente, esa noche en esa misma población se reúnen los Valorís  y al día siguiente se le elige y proclama rey; el lunes 27, estando don Hernando de Valor delante de la puerta de la iglesia con los vecinos, aparece Aben Farax con su gente y le nombran alguacil mayor.

No sería ningún invento, pensar que en estas primeras reuniones participaron activamente, personalidades destacadas de Las Gabias, máxime cuando la primera de ellas como hemos visto, se celebra fuera de la ciudad de Granada y tan cerca de Gabia.

Precisamente en el Libro de Apeos de Hijar de 1572, aparece un Hernando Aben Omar, con casas y propiedades en este lugar. En el de Gabia la Grande en el mismo año, como podemos verlo en el capítulo Libro de Apeos de 1572, es toda una gran familia con casas y propiedades y una gran variedad de nombres propios, así como un Lorenzo el Valori . También aparece en los libros de habices de años anteriores, Hernando el Valori.

Como podemos apreciar, se encuentran reflejados en los escritos que se conservan de la época las dos accesiones con las que se le denominaba al cabecilla de la sublevación. Aunque he encontrado que el Habaqui, lugarteniente de Aben Aboo, que participó de una manera destacada en las conversaciones con Don Juan de Austria, para la pacificación y que murió, por entender aquel que le había traicionado, lo consideran de las cercanías de Guadix, debemos saber que en Gabia La Grande también había una gran familia de Habaquies. Aquí reproducimos un párrafo primero, que luego trataremos de completarlo con otro donde se puede apreciar que este Habaqui de Gabia tenía un Palacio (creo que en este caso quiere representar una torre) y que por razones que desconocemos pertenece en el momento del Apeo a los Habices de su Majestad. «Yten otra casa de Juan Zarco cristiano viejo que alinda de la una parte con casa de Juan Bonaji Mansilla  y de la otra parte con palacio de Pedro Habaqui el cual dicho palacio el susodicho dijo que lo había incorporado en su casa que lo» (creo que continua con) » Había igualado con el dueño por precio de medio ducado cada año y debajo de juramento dijo que había dos años (coincide aproximadamente con la fecha de expulsión de los moriscos de la Vega) que lo tenía y pertenece a la hacienda de su majestad». Precisamente cuatro años antes de este comentario, se originó la revuelta donde se sublevaron Aben Omeya y el Habaqui, los dos pretendientes, a ser el rey de los moriscos alzados y que como es sabido lo consiguió el primero. Deberíamos investigar porque esta propiedad se dice que es de los habices del Rey y en cambio no aparecen en el capítulo correspondiente. Este nombre o mote de Habaqui que fue protagonista en la rebelión, es infrecuente en el resto de poblaciones fuera de la influencia de Las Gabias.

Cómo se sacaron los moriscos de paz de los lugares de la vega de Granada y los llevaron  tierra adentro:

La presión económica a que fueron sometidos los moriscos, junto con la crisis de la industria sedera fueron factores determinantes en el levantamiento de 1568.

En esta escalada de represión, en 1560 eran revisados en Granada los límites de las fincas y todos los títulos de propiedad, siendo expropiadas todas las que carecían de ellos. Parece que unas 100.000 hectáreas cambiaron de dueño por esta causa. El proceso culminó en 1567 con la publicación de una serie de medidas tendentes a suprimir la más mínima manifestación cultural musulmana. Fue la chispa que provocó la guerra de Granada de 1568-70.

La guerra de guerrillas que se desarrolló esos dos años fue un movimiento esencialmente rural, pues allí el proceso de aculturación había profundizado menos, y demostró que la organización social ancestral de los moriscos permanecía viva, pues funcionó a la perfección durante todo el proceso. Además evidenció el sentimiento de odio existente entre ambas comunidades, y fue en resumen la expresión de la desesperación de una minoría que quería conservar su identidad. La guerra arruinó a Granada y, como afirma Domínguez Ortiz, «cavó definitivamente el foso que separaba las dos civilizaciones» y supuso el fin de la ilusión de convivencia y comprensión recíprocas.

En Granada a finales de 1568, los cabecillas moriscos acuerdan un levantamiento general, pero el fracaso de la sublevación en la capital granadina hará que el conflicto se centre, durante más de dos años, en Las Alpujarras, controlando los rebeldes varios puertos por donde recibieron ayuda del norte de África. En el Valle de Lecrín, el 27 de diciembre de 1 568, es proclamado rey Aben Humeya. La solemne coronación se llevará a cabo días después en Cádiar, en un olivar. Aben Humeya, también conocido como Aben Omeya, procedía de una antigua familia musulmana emparentada con los Omeya. Su familia se había convertido al cristianismo, por lo que tenía el nombre de Fernando de Córdoba y Valor2; era veinticuatro de la ciudad de Granada, que vende, en un caso rocambolesco donde no le pagan lo acordado, que según el relato, más parece que este incidente le motivará a tomar la decisión de alzarse.

Todavía en diciembre de 1568 los moriscos se hacen fuertes en el Valle de Lecrín, haciendo retroceder a las tropas cristianas mandadas por el marqués de Mondéjar, hasta que el 10 de enero éstas pasan el Puente de Tablate y entran en Las Alpujarras. Mientras, Aben Farax , lugarteniente de Aben Humeya, había hecho incursiones en Lanjarón y en otras localidades de La Alpujarra occidental, como en Órgiva. Las tropas cristianas, entre el 10 y el 18 de enero, fueron doblegando las tahas de Poqueira, Pitres, Juviles y Ugíjar.
En febrero de 1569 permanecían dos regimientos de soldados en Gabia la Grande, uno de caballería y otro de infantería. Los lugares de Gabia Chica, Armilla, Churriana, Hijar, Ambroz, Purchil, Belicena y Cullar se vieron obligados al mantenimiento de los mismos. Sin embargo, el 23 de febrero del mismo año, el Consejo de Gabia Grande eleva sus quejas a la capital porque ninguno de estos lugares había cumplido con lo ordenado sobre este mantenimiento de las tropas. Representado por dos moriscos, El Minjar y Abençadara, regidores de dicho consejo afirmaban que desde hacia 15-17 días habían atendido a las tropas, dándole todo lo necesario de lo que piden comer y beber a ellos y a sus caballos y ropas y leña sin que faltase, mientras que el resto de lugares habían enviado solo unas pocas cargas de pan y cebada, además de un poco de dinero que se había perdido sin saber quien lo había tomado. En sus quejas afirmaban también que la mayor parte de los vecinos del dicho lugar de Gabia la Grande son pobres y gente necesitada y que vienen de hacer ladrillos y tejas y traen yeso y retama y que el gasto con los dichos soldados ha sido grande por lo que los dichos lugares padecen necesidad4.

Para reducir a los rebeldes a extrema miseria, ninguna cosa convenía más que quitar a los moriscos de paz que quedaban en el reino de Granada; porque metiéndolos tierra adentro, se les dificultaba poderse rehacer de gente, y especialmente de avisos, armas y bastimentos, que les daban secretamente. De este parecer había sido siempre el licenciado Alonso Núñez de Bohórquez, y los del Consejo, y especialmente el duque de Sesa y don Pedro de Deza; consultado su majestad, se resolvió en que se hiciese.

                             
                           Muchacha morisca                                    

Llegada esta orden a don Pedro de Deza, luego puso en ejecución lo que tocaba a despoblar las alcarías de la vega de Granada. Nombró por comisarios, regidores y personas principales de la ciudad, que fuesen a encerrarlos en las iglesias, y les dijesen cómo su majestad, por hacerles bien, los quería apartar del peligro en que estaban, y meterlos la tierra adentro, donde viviesen seguros mientras se acababan aquellos trabajos; y mandó que les dejasen vender todos sus bienes muebles, y que no les consintiesen hacer molestia ni vejación alguna. Y para que tuviesen mejor despacho en el pan y ganados, que no podían llevar consigo, mandó al Proveedor general que lo tomase para provisión de la gente de guerra, pagándoles el trigo y cebada de contado a la tasa, y los ganados a precios justos y moderados. Con estas cosas se aseguraron, y con igual quietud y desconsuelo se encerraron en las iglesias domingo de Ramos, 19 días del mes de marzo año 1570, y los llevaron al hospital real de Granada. Juan Sánchez de Obregón, veinte y cuatro de esta ciudad, sacó los de Otura con la gente que allí estaba alojada. Los de Ugíjar (lo que quiere decirnos el documento son los Ogijares), la alta y la baja, los retiró don Pedro de Vargas con la gente que estaba alojada en las propias alcarías y otra que se le dio de la ciudad; y don Martín de Loaysa, con una compañía de infantería de Villanueva de la Serena, recogió los de Churriana. Este fue el primer tercio, y en el segundo fueron para el mismo efecto Pedro Nuño, con infantería de la ciudad, a Albolote; Alonso López de Obregón, con la gente de la hermandad y la de su parroquia, fue a Armilla; Juan Moreno de León, a Belicena, y don Diego Zapata al Atarfe; y a Pinos, Luis de Béjar, alguacil mayor de Granada, con gente que a todos estos se dio de la que había en la ciudad y la que don Diego Zapata traía consigo. En el otro tercio fueron el capitán don Antonio de Tejeda, vecino de Salamanca, con su compañía de infantería, a Alhendin, y don Pedro y don Miguel de León, con la gente de Medina del Campo, a Gabia la Grande.
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Poblaciones que conforman Campos de Montiel
Otros autores amplían la noticia, indicándonos que esta del tercio postrero tomo el camino pasando por Campillo de Arenas, Jaén, Baeza, La Torre de Perogil, Villacarrillo y Torre de Juan Abad, llegando el 26 de Marzo con 5005 moriscos a Villanueva de los Infantes, en el corazón del Campo de Montiel

Hecho esto, se echó un bando general, para que todos los moriscos que habían quedado en Granada y en las otras alcarías y cortijos de su jurisdicción, saliesen luego del reino, so pena de la vida. Los del primer tercio se juntaron en Churriana, y el siguiente día fueron con escolta a Santa Fe, y de allí a Illora y a Alcalá la Real con otra escolta de gente de la tierra. En esta ciudad los detuvieron un día, esperando que llegasen los del segundo tercio, que se habían juntado en el Atarfe y salido por Pinos a Moclín, y con la gente de aquella villa y de sus cortijos, volviéndose la escolta, los llevaron a Alcalá la Real, donde se juntaron con ellos, y juntos fueron a Alcaudete, a la Torre de don Jimeno, a Menjibar, a Linares, a las ventas de Arquillos, a Santisteban del Puerto, al Castellar, a Villa Manrique, a Valdepeñas, a Almagro y a Ciudad Real, donde los entregaron a las justicias para que tuviesen cuenta con ellos, y allí quedaron hechos moradores. El postrer tercio6 los de Alhendin y Gabia fueron el siguiente día con escolta a Colomera, y los de aquella villa los llevaron al Campillo de Arenas, y de mano en mano a Jaén, a Baeza, a la torre Perogil, a Villacarrillo, y a la Torre de Juan Abad, donde los entregaron al gobernador del partido de Montiel para que los repartiese en aquellos lugares, los nombres de estas personas los conocemos de forma indirecta, sobre todo aquellos que poseían tierras. En otro articulo describiremos sus nombres y de algunos, sus profesiones y ascendencias.

Sabemos que en estas tierras, fueron recibidos con cierto recelo, aunque por otra parte les parecía muy interesante que personas con altos conocimientos de agricultura, se dedicaran al cultivo del campo y a ciertas industrias, vivieron en lugares separados de las poblaciones cristianas, recibiendo en ocasiones desprecios por su condición de moriscos, según  se desprende de ciertas quejas enviadas a los gobernantes. Otras noticias nos llegan diciéndonos que pronto algunos compraron tierras. Algo contradictorio resulta las informaciones, pero esta es la vida.

Esta fue una expulsión parcial previa a la expulsión general dictada unos meses mas tarde, a finales del 1570. En esta última los de la Vega y el Valle de Lecrin se reagruparon en el Hospital Real de la ciudad de Granada, en la primera semana del mes de Noviembre, uniéndosele poco despajes los de Ronda. Desde allá la mitad tomo el camino de Córdoba y la otra mitad el de Toledo, llegando a esta ciudad el 29 de Noviembre, poco mas de 6,000 moriscos y desde este punto se dispersaron por Castilla la Vieja, mientras que los deportados a Córdoba, unos 12,000, se repartieron en grupos y aproximadamente 7,000 personas prosiguieron hacia Plasencia y Extremadura. Desconocemos los moriscos Gabirros7 de esta segunda expedición en que lugar se ubicaron.

Como hemos dicho anteriormente, 1 de noviembre de 1570 unos 50.000 granadinos vencidos fueron reunidos para ser dispersados posteriormente por las dos Castillas, Andalucía occidental y Extremadura. La terrible deportación duró unos dos meses, durante los cuales muchos murieron víctimas del agotamiento y las enfermedades. Fueron llevadas a Sevilla 5.500 personas, 21.000 a Albacete, 12.000 a Córdoba y 6.000 a Toledo. De esos puntos los repartieron de nuevo por numerosos pueblos, a fin de hacer la dispersión lo más amplia posible. Más tarde se reunió a los granadinos que se habían escondido en noviembre, y fueron trasladados a los Campos de Montiel y sobre todo Andalucía occidental. En total unas 80.000 personas habían sido arrancadas de sus hogares y dispersadas para que se asimilaran a la población cristiana. Esta fue la consecuencia principal de la sublevación, y el hecho supuso el corte más brusco en la historia de los moriscos. A partir de entonces los dos grupos existentes en España tomaron conciencia de todo lo que les separaba: todo morisco resultaba sospechoso y a la inversa, todo cristiano era mirado por los moriscos como un posible delator. En tales circunstancias, de una y otra parte sólo se creía en las soluciones radicales, y la idea de la expulsión empezó a considerarse.

A partir de entonces la convivencia fue muy difícil entre los dos grupos, pues los moriscos se rebelaban constantemente, sin perder la esperanza de volver un día a sus tierras de Granada, y los cristianos aplicaban una política de radical y cruel aculturación. En 1571 se procedió a un nuevo reparto de moriscos granadinos por las dos Castillas, y en 1575 se desarmó a los aragoneses. Finalmente en 1585 hubo que deportar de nuevo a Extremadura a un grupo de granadinos; estos fueron los últimos moriscos que emprendieron un éxodo forzado, antes del episodio final de 1609-1614.
Músicos moriscos

2 Precisamente en el libro de Apeos de 1548 de Gabia,  aparece un Aben Omar  y Diego El Valori.

3 Este apellido también aparece en el mismo libro de apeos, con la salvedad que en toda la provincia solo esta presente en dos poblaciones. Otra curiosidad es que, le lugarteniente de Abem Aboo, (segundo rey tras el asesinato de Abem Humeya) se llamaba el Habaqui, familia de raigambre Gabirra.

4 Archivo del patronato de la Alhambra. Legajo 231-25

5 Esta cifra de acuerdo a los datos recogidos por Loaysa en el numero de casa dejadas por los moriscos en el libro de repartimientos, se nos antoja que puede ser aproximadamente dos tercios de la población total, con lo que de esta primera expulsión quedaron en Las Gabias algo mas del 30%

6 Desconocemos las razones que originaron que los pobladores de Alhendin Y Gabia fueran en el último tercio, pero nos hace pensar que seria por su importancia y preeminencia, en relación al resto, no encontramos otras razones, salvo que de estas tierras fueran pocos los que se fueran a la sierra. Pensemos las dificultades de estas gentes que tuvieron que andar tantos días, sin alimentos, solo algunos llevaban algunas cabras, ovejas y animales de corral, durmiendo el suelo y cuando llegaron, sin casa, ni lugares donde resguardarse, que sufrimientos debieron pasar.

7 Debemos señalar que en Gabia aun después de estas expulsiones, debieron quedar algunas familias que han llegado a nuestros días y que reconocemos por apellidos y profesiones que estaban autorizadas a quedarse.

MORISCOS «YDOS A LA SIERRA Farax Aben Farax fue un líder militar morisco. Fue uno de los líderes de la Rebelión de las Alpujarras y jefe de la todavía poderosa tribu de los abencerrajes. Fue famoso por su crueldad en las batallas. El líder de la rebelión, Fernando de Córdoba y Válor, descendiente del Califa de Córdoba, que volvió a su nombre árabe de Aben Omeya. También Abén Humeya, le nombró alguacil mayor del reino, al día siguiente de su nombramiento atacó el pueblo de Lanjarón y quemó la iglesia con muchos de sus habitantes dentro. Murió en enfrentamiento con las tropas de Juan de Austria. Obtenido de «http://es.wikipedia.org/wiki/Farax_Aben_Farax»

Casa de los condes de Tendilla: Iñigo López de Mendoza y Figueroa (1419-1479) era el segundo hijo del Marqués de Santillana, autor de las conocidas Serranillas. Era hermano del Gran Cardenal y del que sería primer Duque del Infantado. Una de sus primeras hazañas fue en 1438, en que acompañó a su padre en el sitio de Huelma y logró matar a Aben-Farax, jefe del ejército granadino que acudía en socorro de la plaza y puso en aprietos a su padre. Con éste participó en la batalla de Olmedo (1445), el sitio de Torija (1551-52) la cual había sido tomada con anterioridad por los navarros, y en la invasión de Aragón en 1451. Guerreó contra el reino de Granada en 1456.

 

 

 

 

 

 

“EN LA GUERRA DE LAS ALPUJARRAS:

Manuel BARRIOS AGUILERA Universidad de Granada

 

 

La guerra de los moriscos granadinos es un importante hecho histórico cargado de una amplísima y diversa temática. En bastantes ocasiones hemos expresado la necesidad de una gran «guerra» al estilo de las que al final de la década de los setenta se publicaron sobre la conquista del Reino de Granada por los Reyes Católicos (1). A falta de tan alto logro, un razonable número de trabajos parciales habría atenuado el vacío, aunque fuera la mera actualización de aspectos considerados en tiempos pasados. Tampoco aquí la cosecha ha sido particularmente rica, y en la mayor parte de los casos es obligado remitirse a no menos de dos décadas atrás, y, casi siempre, a breves investigaciones sobre las causas o las consecuencias del enfrentamiento antes que a la guerra propiamente dicha. Recientemente hemos realizado un acercamiento biblio-historiográfico (2), que aun en su carácter de primera aproximación de un todo temático apasionante perse, y lo que es más, enormemente trascendente en la forja de la Granada (léase Reino de Granada) moderna.

La aportación que presentamos no va más allá de la glosa de una «nómina» que moriscos «ydos a la sierra» hallada en una documentación en la que no suele ser habitual (3), y que más que nada debe entenderse como un avance de mayores empresas, de una parte, y, de otra, como llamada de atención sobre una cuestión, que aparte su importancia intrínseca (por ejemplo : el peso de estos moriscos huidos al escenario de la guerra, Las Alpujarras, en la resistencia morisca a las fuerzas castellanas), matizará, si fuera posible un estudio amplio y sistemático, el conocimiento de fenómenos como el monfismo o la expulsión.

El denominado Apeo de las Gabias (4) es un extenso volumen que,  además de las alquerias de Gabia la Grande, Gabia la Chica e Hfjar, núcleos de  población y tierras que constituyen el término las Gabias, contiene los apeos de Alhendfn, Armilla, Purchil, Belicena y Churriana (5). Todos sumados

 

(1) Aludimos a Ladero Quesada, M. A.: Castilla y la conquista del Reino de Granada, Valladolid, Universidad, 1967 (reeditada luego por la Diputación Provincial de Granada, 1988 y 1993) Y Carriazo Arroquia, J. de M., «Historia de la Guerra de Granada», en tomo XVII-l de Historia de España (dir. por R. Menéndez Pidal), Madrid, Espasa Calpe, 1969.

 

(2) «Una aproximación biblio historio gráfica a los moriscos granadinos», en nuestra compilación Moriscos y repoblación. En las postrimerías de la Granada Islámica, Granada, Diputación,1993, pp. 23-41.

(3) Se trata de los Libros de Apeo y Repartimiento, cuya valoración y descripción se puede ver en Barrios Aguilera, M. y Birriel Salcedo, M. M. : La repoblación del Reino de Granada después de la expulsión de los moriscos. Fuentes y bibliografía para su estudio. Estado de la cuestión. Granada, Universidad, 1986.

(4) Archivo de la Real Chancillería de Granada, signatura 5/a-2f14.

(5) He aquí la composición y contenido: Carta» de comisión de Juan VillaJuerle Maldonado a Diego de Montalbán (s.f.) ; Abecedario de moriscos de Alhendrn, Armilla, Gabias, Hljar, Purchil, …1,.. obvio es decir que componen un cuerpo documental verdaderamente impresionante por la enorme cantidad y calidad de datos y noticias, excepcionalmente útil para reconstrucción del paisaje morisco del sur de la Vega de Granada. Habiendo dedicado bastante tiempo de nuestra labor investigadora al norte de la Vega

(6), hemos entrado ahora en el estudio de la zona meridional, empeñados como estamos en el análisis exhaustivo de los elementos del paisaje morisco en esta micro-región fabulosa, como punto de partida del estudio de las transformaciones subsiguientes a la expulsión. En este contexto ha de situarse el «hallazgo» de la «nómina» que nos ocupa. Se trata, pues, de presentar una documentación parcial y no autónoma, en tanto que ha de extractarse del bloque orgánico en que se inserta, Y circunscrito a sólo tres de las alquerías en presencia, que antes y ahora constituían una unidad espacial y administrativa, pese a su escaso grado de diferenciación natural con las colindantes

(7). El conjunto documental es original de 1570, según acreditan inequívocamente las firmas y rúbricas que una y otra vez cierran las diversas certificaciones que van jalonando los diversos apartados del todo documental.

El conjunto del apeo de las Gabias se precede de dos de muy inferior  volumen que contienen:

_ Cartas de comisión de Juan Rodríguez Villafuente Maldonado, corregidor de la ciudad de Granada y su término, al escribano Diego de Montalbán para la ejecución del apeo, bien que el comisionado para tal labor era el jurado Juan de Baena.

.. Abecedario de los lugares de Alhendin, Armilla, las Gabias, Hijar, Purchil, Belicena y Churriana. I

-Apeos de Alhendin y Armilla. I

Se siguede : I

.. Apeos de Purchil, Belicena y Churriana.

 

Me permito presentar en su literalidad la parte dispositiva que antecede y abre el apeo de las Gabias propiamente dicho. Es licencia que se justifica en tanto puede ahorrar el parafraseo, siendo como no es demasiado prolijo (por contra de lo que suele dar en este tipo de documentos) y ser expresivo por sí mismo de circunstancias que se deben conocer

…/… Belicena y Churriana (s.f.) ; Apeo de Alhcndín (fols. 11″a 891″);Apeo de Armilla (fols. 931″a 1250);Apeo de las Gabias e Hijar (fols. 1290 a 2129″); Apeo de Purchil (fols. 2133 a 2355″); Apeo de Belicena (fols. 2371″ a 2481″); Apeo de Churriana (fols. 2530 a 3041).

(6) Vid. nuestro trabajo sobre «Paisajes agrarios moriscos de Granada», Revista del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino, 2′ época, 3, 1989, pp. 211-237, que recapitula obras anteriores en una consideración comprensiva.

(7) Las referencias de F. HENRIQUEZ DE JORQUERA, Anales de Granada (Granada, Universidad, 1987, 2′ ed. facsímil de la de 1934), pp. 165 Y 167, respectivamente, son individualizadas para las Gabias. Hljar ni siquiera se menciona; en todo caso, no es muy significativa la alusión de Gabia la Chica, sólo en función de ser regada por el río Dllar. Vid. P. MADOZ, Granada, Valladolid» Ambito-Editoriales Andaluzas Unidas, 1987, donde se da noticia de los ues lugares que no es del caso repetir aquí.

Comienzo del Apeo de 1570:

«En el lugar de Gabiar la Grande, término e jurisdicción de la Ciudad de Granada, a diez e nueve días del mes de abril de mili e’ quinientos e setenta años, el señor jurado Juan de Vaena, comisario, en cumplimiento del mandamiento e comisión del ylustre señor Juan Rodríguez de Villafuerte

Maldonado, corregidor de la dicha cibdad de Granda e su término por su magestad, vino a este dicho lugar de Gabiar la Grande y juntamente conmigo, Diego de Montalván, escribano de su magestad en la dicha  comisión nonbrado, e puniendo por obra lo que por la dicha comisión se le manda, comen<;óa hazer en el dicho lugar, por ante mí el dicho escribano la averiguación siguiente :

En este dicho día, mes e año susodichos, el señor jurado Vaena enbió a llamar e hizo comparecer ansí personalmente a Bernardino Vázquez Bactí y a Diego de Miranda Donayfas y a Martín de Aranda Abenzadara y a Alvaro Xotón de la Puebla y a Hernando de Mansilla Güenexí y a Diego Alazaraque e Luis Magón e Diego Ayub y a Lucas de los Reyes e a Juan de

Mansilla Güenexí y a Andrés Adurrafí, todos vecinos y que están en el dicho lugar de Gabiar la Grande, personas nombradas y señaladas y que quedaron por regadores y dec1aradores y averiguadores y para dar razón de los términos e pagos, ansí del dicho lugar de Gabiar la Grande como de Gabiar la Chica (e) Yjar, y para dar razón qué agua tienen los dichos lugares y con qué horden se riegan los pagos de todos ellos, como personas que lo saben y entienden, y para todo lo demás que de ellos quiera ser ynformado, conforme a la instrución y comisión que para el dicho efecto trae…» (8).

(8) Apeo d. las Gablas, fol. 129 1″.  válidamente

Luego se procedería a la declaración de los pagos, según costumbre, de  Gabia la Chica, Gabia la Grande e Híjar (por este orden) y la precisa definición de las fuentes de riego. Viene después el registro sistemático de los moriscos y sus propiedades inmuebles, es decir, tierras y casas, según la fórmula habitual: tras el nombre se anota la vecindad (pues no siempre coincide vecindad con propiedad) y alguna otra circunstancia generalmente familiar.

No se excluyen los propietarios cristianos viejos con propiedades en el término respectivo. En el apeo que glosamos, el hecho más significativo es la distinción entre los moriscos huidos a la sierra y los llevados a Castilla. No sólo se agrupan en listados segregados, sino que además se incluye anotación particular y sistemática. He aquí unos ejemplos de entre tantos, al que por supuesto no adjuntamos la relación de propiedades que se sigue :

«El Modhar, hijo de Hemando Modhar, vezino de Góxar, yerno de Diego Yazín, vezino de Gáviar la Chica, que está en la sierra…» («tiene lo siguiente:…»)

«Juan Alazaraque Y Gaspar, su hermano, que heran vezinos de la Malahá e se vinieron a bibir a Gábiar la Grande y se fueron a la sierra…(«tienen lo siguiente»).

Con todo, la fórmula más común es la escueta «en la sierra», aunque no faltan otras como «ydo a ‘la sierra»… La más común en los llevados a Castilla es «en Castilla», etc.

El cuadro que sigue es el resultado del vaciado del documento en las partes referentes a los huidos a la sierra. Se reproducen los epígrafes genéricos que preceden a cada relación parcial, como vertebradotes inequívocos del texto. Prescindimos de las leyendas obvias; no así de las significativas que contradigan o maticen el contenido de esos epígrafes.

 

  1. A) «LOS QUE SE FUERON A LA SIERRA VEZINOS DE GAVIAR LA GRANDE»

 

NOMBRE, CIRCUNSTANCIAS

 

(1) Alonso Raxid Hermano de Juan Raxid

(2) García Xarahel

(3) Alonso el Focay

(4) Juan Alacoxí

(5) Lorenzo Raxid

(6) Martín y Zacarías (Abenzilén) Hijos de Lorenzo Abenzilén

(7) Juan el Berxí Hermano de Alonso Raxid

(8) Zacarías Raxid

(9) La mujer de Melchor Abenzilén Con dos hijos y una hija (todos en la     sierra)

(10) El Modhar Hijo de Hemando Modhar, vecino de Góxar, yerno de Diego Yazín

(11) Lorenzo el Cuxarí De Cazín

(12) El Puxarrí

(13) Alonso el Focay. Se advierte que se repite la hacienda anotada arriba (repetido)

(14) Martín Abenzilén y ‘Zacarías Abenzilén, su hermano (repetido)

(15) La mujer de Melchor Abenzilén (repetido)

(16) Lorenzo el Bixixí «Que lo mataron en la cárzel»

 

  1. «RELACION DE OTROS VEZINOS DE GAVIAR LA CHICA YDOS A LA SIERRA QUE NO LES CONOCE HAZIENDA NINGUNA, QUE SON LOS SIGUIENTES:

 

(1) El Soldado (apodado)

(2) El Cuxarí Dohaní

(3) Bastián el Berxí, Valiente Hermano de Juan el Berxí

(4) Luís el Cuxarí

(5) Alonso

(6) Antón el Berxí

(7) Luis Raxid el Mayor

(8) Alonso Raxid Xoraytal

(9) Lorenzo Zomón

(10) Zacarías el Cuxarí

(11) Juan el Ducayac

(12) Melchor Abenzilén

(13) Miguel Abenzilén

(14) Tres hijos de Xoaybe y la madre. Eran vecinos de la Malahá y se vinieron a  vivir a Gabia la Chica

(15) «Su»hijo de Juan el Mudexar

(16) El Cudendi

 

  1. «LOS VEZINOS DE GAVIAR LA GRANDE QUE SE FUERON A LA SIERRA NOMBRE» …

 

(1) Juan Ayub Chiquín y Sebastián, sus hijos»

(2) Juan Alazaraque y su hermano Gaspar

(3) Miguel Abenomar

(4) Moahira la mujer de Diego Moahir

(5) La Madrabia «Ydo a la sierra desde la casa de las Gallinas»

(6) Miguel el Puxarrí «Vezino de Concha del Valle, alzado»

(7) El Laují vecino de Alhendín

(8) Alonso el Xahahayre .Vecino de Gabia la Chica

(9) Andrés el Cuxarí Vecino de Gabia la Chica

(10) Juan el Camite

(11) Lorenzo el Gandarel

(12) Gaspar el Boradí de Santillán

(13) Diego Gazil

(14) Hemando el Güenexí Coxo Hijo de el Bani

(15) Hemando Ollorí y Ui Vecinos de la Malahá

(16) Martín Yzmael hermano

 

  1. «RELACION DE OTROS MORISCOS VEZINOS DE GABIAR LA GRANDE QUE SE FUERON A LA SIERRA QUE NO TIENEN HAZIENDA NINGUNA EN GABIAR E SU TERMINO»

 

(1) Lorenzo Docduc

(2) Manín Gazil

(4) Juan Elbayrí

(3) Hemando Gazil «Que solía ser de G6xar»

(5) Bartolomé, hijo de Ynbrán

(6) Álvaro el Brazí Almadrabero, que solía vivir en Granada

(7) Bernardino el Puxarrí asi mismo se fueron con él Bernardino

 

  1. «LOS VEZINOS DEL LUGAR DE YJAR QUE SE FUERON A LA SIERRA»

NOMBRE Y CIRCUNSTANCIAS:

(1) Diego Sonozí

(2) Luis Lopez

(3) Lorenzo el Dulcalí Hijo de Lorenzo Toraychal

(4) Melchora Toraychal «Vezina de Güexar, que se fue a la sierra»

(5) La madre de los Magonis

(6) Lorenzo el Magoní

(7) Juan el Magoní

(8) Luis el Yahí «No tiene cosa ninguna»

(9) Los hijos de Juan Guarazati

 

  1. «RELACION DE OTROS PARTICULARES QUE SE FUERON A LA SIERRA QUE NO SON VEZINOS DE YJAR Y TIENEN HAZIENDA EN YJAR Y SU TERMINO»

NOMBRE CIRCUNSTANCIAS

 

(1) Los hijos de Martín Minjar «Que heran vezinos de Gabiar la Grande y se fueron a Vélez de Benavdalla y de allí se fueron a la sierra»

(2) Alonso Raxid Vecino de Gabia la Chica

(3) Diego Alazaraque Vecino de Torrox, «tierra de Vélez» Vecino de Gabia la Chica

(4) Martín Abenzilén Vecino de Cúllar

(5) Alonso el Mogabir Vecino de Cúllar

(6) Lorenzo el Chanchí

(7) Juan el Chiquín Vecino de Gabia la Grande

(8) Zogonba «Que se fue desde la Casa de las Gallinas a la sierra»

(9) Alonso Guazaratí Vecino de Gabia la Grande

(l0) Alonso Lopo Vecino de Cúllar

 

El conjunto de más de cuarenta alquerías que constituían la Vega de  Granada, al igual que la capital misma que las centra, no participó en el levantamiento morisco, ni en el espontáneo de diciembre de 1568, ni luego.

Como es sabido, el movimiento fue de «base montañesa». B. Vincent lo ha explicado: «los moriscos de las ciudades no participaron activamente, ni los de las llanuras estrechamente relacionadas con ellas»; de una parte, por el mayor grado de aculturación, por «obra de un clero más numeroso y eficaz»; de otra parte, por «el elemento de disuasión que representaba la presencia o tránsito de tropas cristianas». A éstas habría que añadir seguramente «la permeabilidad en el seno del mundo del trabajo», muy determinante en el barrio del Albaicín, y la cohabitación. A mayor abundamiento, en otro lugar, yo mismo he subrayado el hecho incontrovertible de la estrecha complementariedad de la capital, Granada, y su «tierra», tanto más de su Vega, que se integraban en un todo bien armonizado (9), etc. .

Con todo, las razones antecedentes apenas si superan el intento plausible. de entender unos hechos cuyas consecuencias para sus habitantes moriscos no fueron diferencial mente favorables. Su no participación directa en los hechos bélicos les hizo merecer la conceptuación de «moriscos de paces», lo que vino bien pronto a chocar con la realidad de su temprana deportación.

Es obvio que difícilmente se habría podido convencer a los gobernantes de que la pasividad del elemento morisco podía llegar al extremo de negar a sus correligionarios alzados cualquier tipo de ayuda o colaboración. Recuérdese: cómo ya en marzo de 1570 «se sacaron los moriscos de paces de los lugares de la vega de Granada, y los llevaron tierra adentro», para facilitar las operaciones militares, o más explícitamente, para evitar que se fueran a la sierra a engrosar las filas de los rebeldes, «cosa que -en palabras de Mármol Carvajal -ninguno dejara de hacer pudiendo» (lO). Una saca de «moriscos de paces» que se producía más de seis meses antes que la deportación general, de primeros de noviembre de ese año.

La apreciación de Mármol tiene base en el encierro previo a la saca

(9) Dominguez Oniz, A. y Vincent, B. : Historia de los moriscos. Vida y tragedia de una minoría. Madrid. Biblioteca de la Revista de Occidente. 1978, pp. 42-47, Y nuestro «Paisajes agrarios moriscos op. cit., pp. 220-222. (lO) Marmol Carvajai. L. del : Historia del Rebelión y Castigo de los moriscos del Reino de Granada. Madrid, BAE, XXI, pp. 323-324. Recuérdese que en 21 de marzo de 1570, el corregidor de Granada, Juan Rodríguez Villafuente Maldonado, habrá ordenado al jurado Juan de Baena que se persone en las alquerías del sur de la Vega, Alhendin, Gabias… para averiguar los bienes raíces de los moriscos llevados a Castilla o huidos a la sierra, etc. Este documento abre el Apeo de las Gabias que utilizamos. s.f.

Moriscos «V dos a la sierra» en la guerra de las Alpujarras propiamente dicha como forma de evitar las huidas masivas a la sierra cercana, que seguramente por ese tiempo habrían sido ya considerables. Las anotaciones del apeo no son demasiado expresivas, y como es natural no se dan detalles sobre e¡’ tiempo de la huida de cada persona, ni de los móviles particulares… Téngase presente que la función de los apeos es el registro de

la información sobre bienes raíces, no necesariamente sobre sus propietarios : por ello, menudean las repeticiones de éstos en diversos contextos (diferentes pagos, géneros de tierras, casas), sin que los nombres sean siempre suficientemente característicos como para definir nóminas o cuantificaciones inequívocas. Ya es destacable el hecho de que este Apea de las Gabias ofrezca relación segregada de los moriscos «en la sierra» respecto de los llevados a Castilla.

No teniendo el apeo carácter de padrón, es evidente que la distinción apuntaba al tratamiento jurídico de los diversos bienes apropiados, de manera que los huidos a la sierra quedarían automáticamente incluidos entre quienes se habían «descubiertamente rebelado, levantado y tomado las armas», y sus bienes, consecuentemente, «confiscados y aplicados a la nuestra Cámara y fisco, y son nuestros y nos pertenecen»

(10). El hecho de que en la «nómina» (casos de Gabia la Grande y Gabia la Chica) aparezca también «Relayión de otros vezinos ydos a la guerra que no les conocen hazienda ninguna» no cambia para nada el sentido de nuestras apreciaciones anteriores: podían poseerla en otros lugares comarcanos, y dar esta información de su condición de huidos podría ser útil en todo caso.

La Corona seguramente abrumada por la magnitud del’ expolio masivo trataría de buscarle una justificación jurídica ; de ahí la distinción entre confiscación por «crímenes lesae, divinae et humanae majestati» a los alzados en armas, así como a sus «consejeros y ayudadores», y la expropiación forzosa a quienes habían permanecido como «moriscos de paces», y que no obstante también habían sido extrañados, a los que «se les podía hacer (y nos mandamos que se les haga) la justa recompensa, satisfacción y refacción de 10 que los dichos sus bienes valieren» (12).

Es evidente que esa «justa recompensa», es decir, la indemnización debida  a toda expropiación forzosa, no se produjo -salvo a reclamantes muy cualificados, y excepcionalmente -. Cabe compartir con otros estudiosos el juicio de inconsistencia y aun falacia que se aduce para las apropiaciones por la Corona de los bienes de los «moriscos de paces»; sin embargo, el mismo hecho de que en abril de 1570 se establezca la distinción entre «ydos a la sierra» y llevados a Castilla podría entenderse como una cierta intención originaria de la Corona de satisfacer esas indemnizaciones, todavía reflejada en la Real Cédula de confiscación de 24 de febrero de 1571. Los apeos algo más tardíos, los de 1572 (que conocemos), no hacen ya esa distinción.

(11) Según consta en la «Real Cédula de 24 de febrero de 1571, para la confiscación de los bienes de moriscos del Reyno de Granada», que reproduce F. Oriol Catena en La repoblación del Reino de Granada después de la expulsión de los moriscos. Granada, Universidad. 1937 (reedición facsímil, 1987), pp. 61-66; citas, en pp. 61-62.

(12) 1bidem, p. 62. Vid. J. Salcedo Izú. «Bienes públicos por confiscación: el supuesto de los moriscos de Granada», en Actas del 111 Symposlum de Historia de la Administración, Madrid, lEA, 1974, pp. 629-653.

Creemos poco aventurado colegir que esas alturas de la evolución del proceso ni siquiera en el reino de la retórica justificativa cabía la posibilidad de la «justa recompensa», y no precisamente por razones meramente técnicas. Lo que no es admisible es que el hecho de que en los apeos de 1572 no figure la connotación de moriscos huidos a la sierra pueda ser interpretado en el sentido de que no hubo huidas; la consignación o no de este dato se debe a las razones aducidas, bajo ningún concepto al mayor o menor celo de los oficiales y conocedores de los apeos. Podría apostarse, por ejemplo, que ningún apeo de la Vega supera en precisión y amplitud al de Alfacar, que hemos estudiado minuciosamente.

El vecindario morisco de 1568 asigna a los lugares objeto de esta glosa las siguientes vecindades: Gabia la Grande, 250: Gabia la Chica, 45 ; Híjar, 34

Partiendo de estas cifras, y haciendo una estimación global aproximativa de los huidos -pues nos están vedadas mayores exactitudes: imposible valorar las repeticiones; si los relacionados responden al criterio de «vecinos» necesariamente y en todos los casos, etc.-, acaso no se aleje demasiado de la realidad afirmar que la cifra relativa de los que se fueron a la sierra estaría en torno a un 20% (acaso menos). Sería, con todo, irresponsable extrapolar estas conclusiones al conjunto de la Vega, y no digamos del Reino; sin embargo, sería cortedad injustificada no colegir que el fenómeno debió ser bastante generalizado y que por tanto deberá tenerse en cuenta, siquiera sea para estudios futuros de más amplia y varia documentación. ¿Cómo computar, por ejemplo, algunos casos observados:

El de la mujer de Melchor Abenzilén, de Gabia la Chica, de la que se dice haberse ido a la sierra con dos hijos y una hija, «todos en la sierra»; el del vecino de Gabia la Grande Juan Ayud Chiquín, de quien se anota que «ansimismo se fueron con él Bernardino y Sebastián, sus hijos»; el de los hijos de Martín Minjar, propietarios de algunos bienes en Hijar y «que eran

vezinos de Gabiar la Grande y se fueron a Vélez de Benaudalla y de allí a la sierra»…

La documentación que presentamos hoy permite si acaso constatar la peripecia humana de algunas gentes -aquí sí cuenta lo individual » atribuladas ante el trágico dilema de su desarraigo forzado o vender cara su vida luchando por su tierra. Muchos de estos huidos a la sierra acabarían seguramente engrosando la multitud de los esclavos que se mercadearon durante la guerra misma o en los años siguientes; otros morirían en desigual combate; alguno acaso escaparía hacia otras tierras castellanas a engrosar subrepticiamente la cuenta de sus hermanos anteriormente deportados o hacia África. A ninguno le sería dado volver a sus casas. Otros en fin, los menos afortunados, ya habían perecido en la cárcel granadina, seguramente en la indigna matanza que relata Mármol (16).

Fue la suerte corrida por Diego el Tabernaxí, vezino de Gabia la Grande, con alguna propiedad en Gabia la Chica (17). Acaso merezca la pena traer a esta brevísima casuística a Lucía Zarca, «muger de Diego el Guaharaní, vezina de la Malahá, que está con tres hijos en Castilla y dos en la sierra, y al marido mataron en la cárcel de la Chancillería» (18), como símbolo de una enorme tragedia humana.

(13) Atracar morisco. Un lugar de la Vega de Granada en el siglo XVI. Granada.

(14) Domínguez Ortiz-Vicente. Historia de los moriscos, op. cit.. p. 274.

(15) Apeo de las Gabias, fols. 134r., 147r., 192v.. respectivamente.

(16) Historia del Rebelión y Castigo op. ciL, pp. 252-253.

(17) Apeo de las Gabias, fols. 161r., 134v.. respectivamente. Extrañamente. el Tabernaxi aparece relacionado en la «Relación de los vecinos de Gabiar la Grande que se llevaron a Castilla e de otros que quedaron en el mismo pueblo e de cristianos viejos vecinos del dicho lugar e de otras personas particulares que tienen haciendas en Gabiar la Grande y su término».

(18) Ibidem. fol. 1791″.incluida igualmente en la relación citada en la nota anterior.

 

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